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19 de Diciembre de 2019

–¿Osea que no vas a estar para las fiestas?– pregunté angustiada mientras revolvía y jugaba con el pelo de Mateo. Este descansaba en mi pecho mientras sentado bajo el árbol de la playa, mirábamos el mar que se revolvía entre las olas con un color verdoso por culpa del cielo nublado.

–Si...– suspiró– mi viejo quiere pasarla con su hermana allá en Córdoba, así que más o menos vuelvo dentro de dos semanas por ahí... Viste, por todo el tema de las fiestas, y que hay que pasarlo en familia...

–Claro, entiendo– terminé la pequeña trenza que había hecho con los mechones de pelo y Mateo se llevó la mano a la cabeza.

–¿Qué me hiciste?– se palpeó el cabello y arrugó el entrecejo.

–Una trencita.– sonreí.

–Ah.– se dio vuelta y quedó mirándome fijamente a los ojos.– ¿Comiste hoy?

Arrugué los labios y terminé asintiendo. Si había comido pero me costó mucho ese día aguantarme las ganas de lanzarlo todo. Mateo subió la mano a mi mejilla y me dejó un beso en la frente.

–¿Te vas a cuidar mientras yo no esté?– bajé la vista y metí los dedos en la arena– flaca, porfa... no te la mandes...

–Te prometo que voy a hacer lo posible...

–No me lo prometas, jurámelo.

–¿Tan importante es para vos?– pregunté aún con la vista en mis dedos...

–Vos sos lo más importante que tengo...– solté la arena y con un movimiento rápido envolví su cuello con los brazos.

–Te lo juro– hablé en su cuello para luego subir la vista y juntar nuestros labios en un dulce beso...

– ¿Qué le dijiste a tu viejo sobre lo que vas a hacer el año que viene?– pregunté luego de separarme del beso.

–Le dije que tenía ganas de hacer musica, que las batallas las amo pero creo que es una etapa que ya logré y me quiero superar a mi mismo, me dijo que cada uno se toma el tiempo para elegir lo que de verdad quiere. ¿Vos? ¿Tu vieja te retó por lo de las materias?

–Estoy muy orgullosa de lo que estas logrando Matu... en mi colegio ya tenés fans—reí— Y con lo de mi vieja y... un poco, solo fueron dos las que me llevé, está en otro mundo esta mujer...– Mateo rió.

–Si, como vos– acordó y reí con él...

[...]

25 de Diciembre de 2019

–¿A dónde me estás llevando loca?– preguntó Gonzalo mientras me seguía cargando el tanque de oxígeno.

–Es una sorpresa– sonreí. Cuando el ascensor se abrió me dirigí a la salida trasera del hospital, que daba a un patio de cemento con un aro oxidado pegado en la pared. Gonzalo lo observó extrañado, y se le dibujó una sonrisa hermosa cuándo le mostré su pelota de básquet que había traído desde casa.

–No jodas...– tomó la pelota como si fuese un trofeo y la admiró con un brillo en los ojos, la rebotó varias veces y se encaminó lentamente hasta el medio del patio. Sin mucho esfuerzo la lanzó y le dio al aro.

–Bueno, como ya sabemos que vos sos un genio jugando, hoy estamos acá para que me enseñes a darle al aro.

–¿Vos jugando al básquet? ¿Desde cuándo?

–Desde ahora– le di unos golpecitos en la espalda y me coloqué a su lado– dale, ¿Cómo empiezo?– Gonzalo soltó una risa y me dio la pelota.

–Agarrala con una mano por debajo y la otra acá– me movió las manos de una forma extraña y sostuve la pelota firmemente.– Cuándo la vas a lanzar es para arriba, no tan para adelante, y tenés que hacer así– hizo un movimiento de muñeca algo raro– con la mano. Intentalo.

Lancé la pelota y cayó en cualquier lado.

–Vamos de nuevo.– Busqué la pelota, lacé, y fallé.– De nuevo.

La habré tirado más de veinte veces, la veintiuno rodó en el aro pero cayó afuera. Ya frustrada busqué la pelota una vez más y me posicione con pocas ganas.

–No entiendo la diversión de esto– proteste– ¿Qué es tan divertido como picar una pelota y lanzarla al aro?

–La adrenalina que te da en el momento, la pasión que uno siente, vos sos una vaga, no lo entendés.

–"Vos sos una vaga"– imité con voz chillona, y con un movimiento algo suave lancé la pelota y le atiné al aro– ¡Eu! ¡¿Viste eso?! ¡Le di! –salté de la alegría y abracé a Gonzalo que me recibió riendo. –¡Quiero hacerlo de nuevo!

Intenté un par de veces más y le acerté a algunas, otras no, pero no me importaba, la risa de Gonzalo me daba fuerzas para lanzar una y otra vez la pelota y olvidarme de que su vida cada vez estaba peor. Había entendido que yo ya no tenía nada para hacer contra eso, era el destino... es la vida que le tocó, y la vida estaba lejos de ser justa...

–Ya me cansé– admití cuándo la noche ya había caído y la pelota ya rodaba por el patio después de ser lanzada por última vez.

–El viernes próximo seguimos– dijo tosiendo y asentí medio jadeando. –¿Vas a salir ahora o algo?

–¿Por qué lo decís?

–Digo, por navidad...– me recordó la fiesta de la que las chicas me habían hablado y mi semblante cambió.

–Ah... no tengo ganas de ir, estoy bien acá.

–¿Segura?– volví a asentir– Che enana...

–¿Qué?– me di vuelta y lo miré a los ojos.

–Gracias... gracias por estar conmigo siempre.– suspiré agotada, y sentí como el nudo en la garganta incrementaba.– Y quiero que a pesar de todo, te cuides, a vos y a mamá, que no la dejes sola.

–No entiendo por qué decís esto Gon...

–Ya sabés a que me refiero, esto no mejora, y la verdad no se cuan...

–¡Basta!– pedí con los ojos cristalizados– Por favor basta.– Recorrí su cuerpo con la mirada y la fijé en su delgado brazo donde estaba tatuada la frase "the show must go on", su canción favorita y me dieron más ganas de llorar. Él se acercó despacio y me envolvió en sus brazos.

–Cuando todo esto pase, vos y yo vamos a jugar alto partido ¿dale?

–Está bien– reí– y para ese momento ya voy a poder meter triples.

–Ajá...– ambos soltamos risas que sonaron melancólicas para luego quedar en silencio.

–No te rindas nunca– Soltó de la nada y hundí la cara en su cuello– vos podés hacerlo día a día... vas a salir de esta– dejó un beso en mi cabeza y yo apreté el abrazo para reprimir el llanto...

–Vos también vas a salir de esta... Vos podés.

–Te quiero enana.

–Yo te quiero más.

Vuelo Atrasado|| TRUENODonde viven las historias. Descúbrelo ahora