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Llegué al colegio, cansada, de mal humor, y con ganas de pegarle a cualquiera que me invadiera mi espacio.

Me acerqué a mi grupo de amigas (si es que se le podían llamar así) y ellas curiosas, comenzaron a preguntarme sobre el viaje ya que se habían enterado y yo les respondía a cada pregunta.

Mi grupo me hacía acordar a "Mean Girls", excepto que estas no eran tan "mean", si no ya hubiese salido corriendo de ahí.

Consuelo, chica bonita, pero muy inteligente, algo reservada pero si la ves enojada es tu fin; Guadalupe, la tenía clara con los chicos, para el resto de las cosas es cómo si hubiese nacido ayer, nunca tuve una buena relación con ella por temas familiares; y Ángela, la que ponía orden a las otras dos, la "cabeza" del grupo. Luego estaban los chicos, que notaba como a veces no se bancaban a las chicas. Estaba en ese grupo porque nos conocíamos desde pequeños, pero no creía encajar del todo, dentro de todo tenían sus cosas buenas.

Lo primero que hice fue pedir las tareas, y luego tratar de no perderme con los temas que estaban dando en clase.

— ¿Hacemos algo a la tarde?—habló Ángela mientras comprábamos unos caramelos en el kiosco del colegio.

—Sí—aceptó Consuelo dándole la plata a la kiosquera.

—Yo tengo que adelantar las tareas de la clase—puse como excusa, y aunque era verdad, no tenía muchas ganas de salir hoy. Seguía cansada, parecía que ese estado de ánimo se me había apegado bastante.

—Y hacelas cuando llegues y después salís con nosotras, tomá—Ángela me extendió la bolsa de caramelos que rechacé.— Colo, siempre nos dejás colgada, no sabes las que te perdiste estos días.—Sonreí falsamente, y agradeciendo que no estuve para sus salidas que terminaban siendo totalmente aburridas en algunas ocasiones. Pero tenían razón en que la mayoría de veces las dejaba plantadas.

—Está bien—acepté—pero si les salta esa de ir a una joda, yo paso.

— ¿Qué te pasó Colo? Antes eras el alma de la fiesta—jodió Guada y le hice una mueca de disgusto. Siempre opté otra cosa que por las jodas y fiestas, y según Guadalupe eso era algo extraño a mi edad, y le gustaba molestarme con eso. Las otras dos chicas ya estaban acostumbradas y no reclamaban nada.

El timbre sonó y volvimos al aula. Pasó otra hora eterna hasta que por fín llegó la hora de irse.

Al salir pensé en que podía hacer, tenía varias opciones. Uno, volver a casa y pasar una tarde aburrida y solitaria ya que mi vieja no estaba y Gonzalo se iba a entrenar al club hasta dentro de unas horas. Dos, ir a visitar a Abril que debía de estar tomando mates con su perro salchicha mientras miraba The Walking Dead, o tercero ir con Bautista a besuquearnos como dos adolescentes hormonales. Ninguna opción me convencía, pero decidí ir a mi casa para terminar con las tareas y darle el gusto de salir a las chicas más tarde.

Y así fue, con la casa totalmente vacía, puse la música aleatoria al palo y comencé. No era algo muy difícil, tenía que copiar y realizar unos apuntes. Lo complicado fue entender la letra de mi compañero que me había prestado lo que habían hecho los días que no estuve.

Y así cómo habíamos quedado, a eso de las seis nos reunimos en la costa de la ciudad. Estaba nublado, pero nada decía que iba a llover. El frío era soportable. Lo odiaba, y aprovechaba cada día que hacía un poquito más de calor.

Nos sentamos en los paredones de la playa, yo cruzada de piernas, escuchaba la conversación que tenían Guada y Ángela sobre un tal "Tino". Por lo visto le estaba hablando a las dos y ambas se habían dado cuenta.

— ¿Estuvo bueno el viaje?—me preguntó Consuelo mientras terminaba de cebar un mate para pasármelo.

—Sí, estuvo muy bueno. No sabés lo que era el teatro.—sonreí para luego sorber el mate y quemarme la punta de la lengua.—Ahg, está caliente.

Vuelo Atrasado|| TRUENODonde viven las historias. Descúbrelo ahora