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Esa semana decidí plantar una rutina para mantener mi cabeza ocupada la mayor parte del tiempo y no pensar en cosas que me dañaran a mí misma. Primero era el colegio, que asistía con pocas ganas y deseaba irme de ahí lo más rápido posible. Luego me tomaba un colectivo que me dejaba a unas dos cuadras del  hospital. Ahí pasaba un buen rato con Gonzalo si es que se podía o si estaba despierto. También aprovechaba a terminar tareas de la escuela y así no atrasarme tanto. Le llevaba libros a mi hermano para que no se aburriera pero me respondía con que leer no era lo suyo y que prefería mirar alguna serie o simplemente dormir. Me entristecía enormemente que su ánimo decayera tanto. Hablaba todo el tiempo del club, y que quería volver a jugar Básquet lo antes posible, que no podía soportar otro día más ahí, pero cada que hacía un movimiento brusco o simplemente reía, terminaba tosiendo o quejándose del dolor que se le producía en el pecho. Su alegría ya no se presentaba tanto y era intercambiado por un mal humor constante. Habían veces que quería visitarlo y este simplemente me decía que en otro momento o que no tenía ganas.

Me dolía demasiado verlo así, porque sabía que estaba sufriendo pero no quería dejar que lo ayudaran para no mostrarse débil ante los demás. Mi pobre hermano, que siempre creía que podía con todo. En cierto modo yo era igual. Lo único que me repetía constantemente era que me alimentara, que se enojaría si no comía al menos tres veces al día. Yo lo único que hacía era asentir con la vista para otro lado porque no podía mirarlo a los ojos y prometerle algo que no iba a pasar.

Visité un par de veces a Abril, o ella se presentaba en el hospital cuándo podía. Gabriela le agradecía por su presencia, y Gonzalo, bueno, si estaba de humor la saludaba. A Abril no le importaba su mal carácter, decía que lo entendía y que era normal su comportamiento. De igual forma la notaba decaída ya que entre todos habíamos compartidos lindos momentos durante toda nuestra vida, y también le debía molestar ver a mi hermano en ese estado. 

De Bautista no supe de él en casi toda la semana, no lo busqué ni él tampoco a mi, ya había dejado de insistir con los mensajes. Me aliviaba no tener que lidiar con él en ese momento, pero tarde o temprano íbamos a tener que hablar, y aunque quería evitar ese momento, también me lo quería sacar de encima lo antes posible.

Y con Mateo, bueno, él se mantuvo ocupado ayudando a su viejo y con la música , así que no lo pude ver y eso me angustiaba. No podía evitar pensar en él cada que tenía tiempo para hacer nada. Quería escuchar su risa, que me sacara de este lugar y poder fingir que todo estaba bien, porque así se sentía cuándo estaba con él. Sentía calma. Como si evadiera todo lo malo y terminábamos siendo solo él y yo.

Era viernes, ya por la noche, y yo seguía en el hospital hablando con Abril sobre nuevas funciones para trabajar. Desde el viaje no nos habían vuelto a llamar, ni para la escenografía, ni para actuar. Por un momento creí que no les había gustado mi interpretación, pero después gracias a Mateo, una vez hablando por teléfono, me contó que no estaban organizando obras por ahora.

–Igual no sé si participaría, no en este momento– le respondí a Abril respecto al tema de las obras.

–Sí, tenés razón, debes tener muchas cosas en la cabeza.

Y las tenía, claro que las tenía, pero entre todas ellas, no estaba la que se estaba por presentar en el hospital.

–No me jodas...–exclamó Abril con aire agotador. Me giré en el respaldo de la silla para ver a Bautista entrar en la recepción. Abril se levantó en forma protectora pero la frené tomándola de la muñeca.

–Dejá, yo voy.

Me dirigí algo asustada pero firme hacia Bautista, que al verme, corrió hacia a mí.

–Tenemos que hablar.– dijo y se frenó. Lo miré a los ojos y asentí lentamente. Ambos caminamos hacia los asientos que se encontraban junto a la pared. Abril se alejó pero no despegó la vista de nosotros. Juraba que en cualquier momento saltaba sobre él como un tigre para destrozarlo. –¿Cómo está Gonza?–preguntó para romper el hielo que yo deseaba que siguiera ahí.

Vuelo Atrasado|| TRUENODonde viven las historias. Descúbrelo ahora