Jeno pensó que no había nada que pudiera borrar la expresión en blanco qué tenía muy marcada en su rostro, se da cuenta demasiado tarde de que estaba equivocado, y de que alguna manera, la vida siempre encontrará la manera de hacerlo tropezar.
Él mira, horrorizado, con los ojos muy abiertos y parpadeando, la boca apenas respondiendo a sus órdenes. —¿Matrimonio?
El presidente Lee estrecha los labios en una línea recta y levanta la vista de su escritorio, con las cejas fruncidas por el enfado. Él mira a Jeno, en silencio, con desaprobación evidente en las líneas alrededor de su boca.
Jeno intenta recordarse a si mismo mantener la calma, para encontrarse esa máscara fría e indiferente qué pensó que había perfeccionado.
El presidente Lee deja caer su pluma sobre la mesa y el peso de la misma hace un clic en la habitación. Se acuesta en su silla, cruzando las manos sobre el estómago. —¿Tienes algún Inconveniente?
Jeno tratar de guardar la ira. Mantén la calma, se recuerda así mismo. —Chanyoung apenas ha terminado la secundaria. ¿No es demasiado pronto? –él dice, logrando mantener su voz firme y fuerte.
—La mitad de sus compañeros ya han resuelto sus compromisos. –el presidente Lee se aclara la garganta y de alguna manera logra transmitir toda su desaprobación e irritación con el sonido.
—Deberías estar feliz, Jeno –escucha a su tío del otro lado de la habitación, la voz de su tío Jeonghun, satisfecho con la victoria. Jeno no se estremece, volviendo su mirada a su tío. Reza en silencio para que su enojo y pánico se oculte detrás de una máscara neutral, incluso cuando su sangre se llena de adrenalina. Jeonghun sonríe y se acerca a Jeno, palmeandole el hombro varias veces. —Yo mismo facilite todo. La segunda hija del fiscal Oh, es una niña encantadora y el partido encaja perfectamente con la situación de Chanyoung.
Jeno no puede evitar la contracción de sus cejas. —¿Qué situación sería eso?
—Por mucho que lo hayamos intentado, el desafortunado nacimiento de Chanyoung es un secreto a voces entre nuestros conocidos, tenemos suerte de que hayamos encontrado una familia tan distinguida qué lo pasara por alto.
Jeno lucha para permanecer con la misma expresión en blanco, lucha para poderse controlar. Las palabras son duras y las insinuaciones crueles, pero no son nada nuevo, Jeno los ha escuchado innumerables veces a lo largo de los años, él se recuerda a si mismo dejarlo pasar, las palabras no son importantes, la felicidad de Anton (Chanyoung) es lo que realmente importa.
—Es demasiado joven, señor. –Jeno comienza de nuevo, dirigiendo de nuevo su atención al presidente.
El presidente hace un gesto de desaprobación y cruza las manos —Eres más inteligente que eso.
Jeno aprieta los labios. Él es más inteligente que eso, él sabe como es el mundo dorado, los matrimonios no se basan en el amor, sino en negocios y alianzas. Los compromisos se resuelven más temprano que tarde, y el amor y el deseo no tienen nada que ver con eso. Él sabe esto, pero no puede dejar que le suceda a su hermano, él se lo prometió a su madre, se lo prometió a si mismo. Anton iba a tener una vida mejor que eso. Anton iba a tener la libertad y elección y sobre todo amor.
Jeno intenta una estrategia diferente —¿No debería ser el primero? Soy mucho más grande que él, si no soy el primero podría verse inapropiado.
Jeonghun se burla —¿Olvidaste tu lugar? un Lee por nombre y no por sangre, tu matrimonio no significa nada -comienza, pero el presidente lo interrumpe.
—Jeonghun cállate –el presidente fija su mirada en Jeno, penetrante y pesado. —¿Tienes una proposición?
Mantén la calma, mantén la calma, Jeno, se recuerda a si mismo, pensando en encontrar una solución —¿Y si pudiera hacerlo mejor? –pregunta de repente, las palabras salen de su boca antes de pensarlo correctamente. —¿Qué pasa si hago un partido, más ventajoso qué el de Anton?