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Jeno tiene una extraña relación con la esperanza, ha visto demasiado, ha sufrido decepciones como para confiar en la esperanza, necesita planes y respaldos y soluciones reales, firmes y prácticas para todos los problemas que el destino le provoca. Él sabe que tiene mucho que perder y sabe que a veces no puede controlarlo, él sabe que va a ver un momento en el que tendrá que sacrificar algo que no está preparado para perder. La esperanza no hará nada por el cuando eso suceda.

Y todavía se encuentra aferrado a ella, a ese destello de oro cuando un rayo rompe el cielo tormentoso, esa chispa de estrella en la noche demasiado oscura, es estúpido y es ingenuo y solo dará cortes y magulladuras, solo abrirá sus heridas más todavía. Pero cuando Anton le dice que su abuelo programó un almuerzo especial, un almuerzo del que Jeno no sabe nada, una semana antes de la fecha límite para el matrimonio, era de esperar que Jeno lo buscara, su mente estaba acelerada, pensó con adrenalina y pánico y lo único que mantenía su corazón latiendo era una esperanza estúpida, ingenua y poco realista.

Esperó que algo sucediera, algo con lo que no cuenta, algo que no sabía, algo que nunca hubiera podido predecir, extendió sus brazos y estiró sus dedos, tratando desesperadamente de alcanzar esa esperanza, de apretarla fuertemente contra su pecho... y por algún milagro, sonó su celular, por alguna maravilla imaginable, era una voz que Jeno nunca pensó que volvería a escuchar nuevamente, por algún extraño fenómeno, cuando Jeno se dirigió hacia la esperanza, y la esperanza se extendió hacia él.

La esperanza, de alguna manera, lo trae aquí, al segundo piso de un café vacío en Gagnam, con las manos calentadas por su café intacto, mirando a Renjun a través de la mesa. Parpadea, sus dedos se tensan alrededor de su taza, viendo al más bajo luchar con lo que quiere decir.

No lo estropees, piensa.

Renjun frunce el ceño ante su propia taza de café helado, jugando con la pajilla, se aclara la garganta torpemente y finalmente levanta la vista y dice: -Dijiste un año Jeno. -se endereza en su asiento. -Quieres casarte conmigo por un año, ¿y luego? -Renjun se detiene, arqueando las cejas.

-Divorcio. Limpio y cortado. No pediré un acuerdo. Solo firmaré los papeles y separaré los medios. -Jeno observa cuidadosamente la reacción de Renjun.

Renjun frunce los labios y asiente -¿Por qué? -Jeno parpadea, confundido. -¿Por qué necesitas casarte conmigo? ¿Por qué durante un año?

-Ahh... -dice, volviendo a su taza de café en sus manos. -Necesito tiempo, lo que pienso hacer... -hace una pausa inseguro de cuanto debería confesar a Renjun, cuanto debería de guardarse para si mismo, Renjun lo mira con los ojos centrados, cortando, alejando sus pretensiones. -La situación en mi familia no es buena. -finalmente dice lentamente -Necesito el año para ordenar las cosas hasta que esté listo para llevarme a mi hermano.

-¿Irte?

-Al final del año me iré, nunca más me veras

Renjun frunce el ceño -¿A dónde vas?

Jeno entrecierra los ojos con la mirada en Renjun -¿Importa?

Él chino lo mira, sus ojos firmes, centrados e intensos. Jeno inclina su barbilla hacia abajo casi inconscientemente, igualando la mirada de Renjun con la suya, igual de concentrada. Finalmente Renjun parece satisfecho y asiente. -Seré sincero contigo. -dice tomando un sorbo de su café helado. -Mi abuela es obstinada, cruel y despiadada, me tiene acorralado. Solo estoy haciendo esto porque no tengo otra opción, este es un matrimonio de conveniencia solamente. No tienes que cortejarme, no voy hacer un buen esposo y no vamos a amarnos.

Los ojos de Jeno se ensanchan y su corazón salta en un latido entusiasmado -Tú... -él rompe en una amplia sonrisa -¿Tú te casarás conmigo?

Renjun se encoge de hombros, tomando otro sorbo de su café.
-Si, no tengo otra opción.

AWG (ADAPTACIÓN) NorenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora