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Renjun solo quiere saber cuándo doblar ropa se volvió atractivo. Se había estado quejando de que Jeno decidió lavar al ropa y lo obligó a participar en lugar de enviarla a la lavandería como lo hacen normalmente. En algún momento del camino, las quejas de Renjun se calmaron, pequeños murmullos de palabras confusas que terminaron a mitad de su frase. Él encuentra sus ojos fijos en los dedos de Jeno, movimientos rápidos y hábiles que resultan en líneas nítidas y limpias de toallas dobladas. Traga gruesamente cuando Jeno sacude el material grande y esponjoso, sus hombros se flexionan con el movimiento.

Sus manos doblan ociosamente un par de calcetines, ojos centrados en los movimientos de Jeno. Tal vez deberia dejar de mandar la ropa a la lavandería. No es tan difícil. La experiencia es bastante gratificante, en realidad.

Él inclina la cabeza, contemplando la menor cantidad de movimientos que tendría que hacer para hacer caer a Jeno sobre la cama y sentarse sobre él para montarlo. Él se sobresalta, saliendo de sus pensamientos cuando Jeno lo llama.

-¿Hmmm? -dice Renjun, enderezando su espalda y centrándose en los calcetines en su mano.

-Me tomaré el viernes y el lunes libre en el trabajo -dice Jeno, con los ojos en sus manos.

Renjun parpadea, un pequeño ceño fruncido se curva en sus labios. Jeno tiene una próxima exposición el próximo mes en la galería. Ha estado trabajando horas extras, la carga de trabajo adicional lo mantiene ocupado durante largas horas. Es extraño que Jeno de repente se tome un descanso.

—¿Ah? -él dice, expresión aún neutral, ojos centrados en Jeno, tratando de capturar cada leve contracción y movimiento.

-Iré a Ichon a ver a mi madre - continúa Jeno. No se encuentra con la mirada de Renjun, toma la última toalla y la sacude.

Renjun siente una piedra de miedo en la boca del estómago. —¿Está todo bien con tu madre?

Recuerda vagos fragmentos de información que obtuvo de Anton y Jeno sobre ella. Ella estaba enferma. Él no sabe con que o que tan malo, pero fue tan malo que tuvo que enviar a sus hijos lejos. El pánico sabe a bilis en la garganta por una mujer que nunca a conocido.

Jeno sonríe y finalmente mira a Renjun. —Está bien. No la he visto en mucho tiempo, la extraño.

El alivio es rápido, corriendo por su garganta hasta su estómago. Él asiente y arroja los calcetines en su montón terminado. —Oh. Si, por supuesto.

Renjun aprieta los labios para evitar que su boca suelte las palabras que quiere pronunciar. Él quiere preguntar si puede acompañarlo, conocer a la mujer que crío a Jeno y darle sus saludos formales. Él no tiene derecho a siquiera pensarlo y mucho menos preguntar. -Deberías tomar el Jet -dice en cambio.

Jeno seríe y niega. -iba a conducir.

—Toma el jet -repite Renjun de nuevo, caminando para tirarse en el sofá, empujando las pilas de ropa limpia a su lado. —Le estoy pagando a un hombre para que se siente y no haga nada. -Jeno frunce el ceño. Renjun sonríe y extiende la mano para agarrar el cinturón del pantalón de Jeno, acercándolo más. Se sienta derecho y mira a Jeno, con los dedos aún enlazados en las persillas del cinturón. —Por favor, hyung.

El calor asciende por el cuello de Jeno. Él se dobla por la cintura y presiona contra la frente de Renjun.

-Está bien -dice retrocediendo.

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A pesar de las protestas de Jeno, Renjun le da cajas y bolsas de regalos para su madre, bolsos de lujo y costosos productos para el cuidado de

AWG (ADAPTACIÓN) NorenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora