Jeno frunce el ceño, sus manos se detienen sobre su computadora portátil. Él mira hacia arriba, estirando el cuello para mirar por el borde del sofá hacia el vestíbulo. Él cree escuchar que se abre la puerta principal, pero se supone que Renjun no debe estar en casa, ya que esta atrapado en un día lleno de reuniones. Jeno coloca la computadora portátil en el centro de la mesa y se pone de pie, dando un paso alrededor del sofá y mirando por la sala de estar hasta el vestíbulo.
— Oh, hey hyung — saluda Chenle, sonriendo casi tímidamente, quitándose los zapatos. —Pensé que estarías trabajando ahora mismo
Jeno cruza sus brazos sobre su pecho. Él inclina la barbilla en dirección a la entrada. —¿Desde cuándo descubriste el nuevo código?
Chenle se encoge de hombros y precede a patear sus zapatos. —No fue difícil. ¿Qué pasó el 7 de octubre? — mueve las cejas sugestivamente. —¿Cualquier cosa divertida?
Jeno piensa en el séptimo día de octubre, se encuentra con Renjun en un café en Gangnam, una página en blanco entre ellos sobre la mesa y los largos dedos de Renjun escribiendo el comienzo y el final. Jeno frunce los labios, el recordatorio del incesante flujo del tiempo inoportuno.
Suspira y dice —¿Por qué estás aquí?
Chenle sonríe. —Tengo una cita elegante con Jisung y quería tomar prestado uno de los relojes rolex de Renjun-hyung, el de oro rosa con todos los diamantes.
—¿Renjun sabe eso?
—Por supuesto que no –Chenle sacude la cabeza decepcionado con Jeno —¿Por qué crees que me estoy infiltrado?
—Entonces eres un ladrón.
Chenle levanta la mano. — No es un robo si eres pariente, y lo traigo de vuelta.
Jeno suspira de nuevo y descruza sus brazos, regresando al trabajo en su computadora portátil. —Bien. Solo no hagas un desastre, ¡Y no te cubrire si te atrapan! —
Chenle le da a Jeno una repentina y rápida sacudida antes de subir las escaleras hacia el dormitorio —¡Eres el mejor hyung!
Jeno sonríe, escuchando los ruidos aleatorios de apreciación de Chenle, lo suficientemente fuerte como para viajar desde el armario a la sala de estar.
—¡Estos jeans, hyung! –Chenle llama. —Es escandaloso.
Jeno se ríe y continúa escribiendo su propuesta. Al principio no se da cuenta, pero la habitación del piso de arriba se ha vuelto extrañamente silenciosa. Jeno parpadea y se fuerza a escuchar, pero ya no puede escuchar los emocionados murmullos de Chenle. Frunce el ceño y se para para caminar hacia las escaleras.
Chenle camina lentamente por las escaleras, cada paso medido y pesado. Su cara es impasible, la tensión en el conjunto de su mandíbula. Jeno nunca había visto a Chenle tan serio antes.
—¿Chenle? ¿Estás bien? — pregunta, pero Chenle no lo mira, con los ojos mirando fijamente una hoja de papel en sus manos. —¿Chenle?
Chenle camina lentamente hacia la sala de estar, sólo levanta la vista cuando llega a Jeno. Él le tiende el papel en la mano.
—¿Qué es esto?
Jeno frunce el ceño y mira el papel, el corazón se detiene en su pecho y una oleada de ansiedad fluye por sus venas. Él toma el papel de la mano de Chenle. —¿Dónde encontraste esto?
—Fue bajo los relojes de Renjun. ¿Qué demonios es, hyung? –la voz de Chenle tiembla y su rostro cae. —Hyung, es una broma, ¿verdad? Ustedes no....
La expresión de Jeno se endurece y arquea una ceja —No es de tu incumbencia.
—¡Pensé que lo de ustedes era real! –dice Chenle, la traición y la decepción se refleja en su tono.