Jeno camina alrededor de su habitación, con el teléfono apretado contra su oreja. ——Contesta, contesta, contesta—se queja, frustrado mientras la llamada sigue sonando. Él piensa que podría ir al correo de voz hasta que finalmente la otra línea responde.
——-¿Jeno?—grita la voz, la música fuerte e interfiriendo en el fondo.
——Tengo una crisis—dice de inmediato, todavía caminando alrededor de su habitación, agarrando un atuendo de su armario para el trabajo.
——Espera, ¿pueden irse un momento? Estoy en una llamada. —la escucha decir. Jeno puede escuchar la excusa que dice con quien sea que este y la música finalmente se desvanece. -——Lo siento, estoy fuera, ¿Qué pasa?
Jeno arroja su ropa a su cama y suspira. — Bien, quiero tu honesta opinión. ¿Qué tan malo, es en una escala del uno al diez, es comenzar una “relación” con tu marido falso?
Karina se queda callada al otro lado por un segundo. —Debo estar borracha, porque eso no tiene ningún sentido.
Jeno hace una cara. —Este no es un momento para bromas.
—¿Tiene algún sentido entonces? –Jeno se queja y Karina suspira. —Veamos, comienza desde el principio.
Jeno hace una pausa, los pies se detienen, sus dedos se curvan en la suave alfombra del área. Se pregunta cuál fue el comienzo: Anoche, cuando salió de la cama de Renjun para dirigirse de puntillas a su habitación, con los músculos agradablemente adoloridos y una satisfacción en su sangre. O fue hace semanas, cuando Renjun entró en su espacio personal, se deslizo más cerca de lo que Jeno pensó que permitiría, la boca insistente en él, los dedos clavados en sus hombros, más en su aliento. O tal vez ese primer día, con el viento helado y la lluvia callendo como cuchillos y su único anclaje eran los brazos de Renjun evutando que se hincara.
Frunce el ceño y le responde a Karina—Me acosté con Renjun.
Karina hace un sonido de sorpresa y casi puede imaginar su expresióm. —Está bien, pero, ¿lo hiciste antes cuando Anton se quedó?
Jeno pellizca el puente de su nariz. —No, esta vez no fue un sueño, fue una realidad.
Karina está en silencio por un momento antes de hablar —Tú significa que tú...
—Si
—Y él...
Ella suelta una risa incrédula.—¿Cómo?
Jeno se deja caer en su cama y le cuenta todo. Ella parece entender y fomenta los zumbidos.
—Entonces, ¿qué hago?—Jeno pregunta cuando termina.
—Supongo que eso depende de lo que quieras hacer—ella suspira. —No voy a decir que es una buena idea, porque no lo es. Pero si quieres continuar, siempre y cuando seas realista en tus expectativas, creo que puedes hacerlo —hace una pausa —¿Qué quieres hacer?
—No sé—dice Jeno, con la mentira seca en su boca. Él sabe lo que quiere hacer, tiene las manos frías y quiere tocar el fuego. Él quiere tener a Renjun. Incluso si es solo por un poco más de tiempo.
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.El problema con alterar un contrato por impulso es que ninguna de las partes, realmente piensa en las consecuencias. Las alternancias contractuales deben pasar por borradores rigurosos después de muchas semanas de debate. Renjun sabe eso. Pero él estaba un poco más preocupado por otros asuntos más urgentes en ese momento, como por ejemplo que tan rápido podría sacar la camisa blanca y sedosa de Jeno.
Renjun mira su helado americano e ignora la sonrisa positivamente alegre de Haechan desde el otro lado.
—Puedes repetir eso, realmente me gustaría volver a escucharlo — dice, apoyando casi la mitad de su cuerpo sobre la mesa, con los ojos brillantes.