Mark hace un ruido bajo, silbante, las manos alisando los hombros del esmoquin de Jeno. —Me superé a mi mismo. –dice, sonriendo.
Jeno sonríe y se da vuelta levemente para mirar su perfil en el espejo, los dedos juguetean con el botón de su chaqueta del esmoquin. —Realmente lo hiciste, eres un gran diseñador. –él tira de las solapas. —No puedo creer que hayas hecho un esmoquin completo en tan poco tiempo.
Mark alisa la tela en la cintura de Jeno una última vez antes de dar un paso atrás, tarareando.
—Para ser honesto contigo, la abuela de Renjun se encargó de su esmoquin hace dos años. Acabo de ajustar el diseño para tu estatura.
La mano de Jeno se cae de su chaqueta y parpadea ante su reflejo. —¿Renjun y yo coincidiremos?
Mark asiente con la cabeza, dando un paso alrededor de Jeno y mirando sus pantalones. —Colores opuestos, el de Renjun es blanco con negro. –él sonríe. —Algo parecido, ¿no?
Jeno resopla. —¿Qué? ¿Qué somos polos opuestos?
Mark hace una pausa y mira a Jeno, un pequeño ceño fruncido aparece en sus labios. —No, si no que se complementan.
Jeno frunce el ceño. —Oh. –dice, preguntándose qué ve Mark. En lo que respecta a Jeno, Renjun no puede ser más diferente que él. Obstinado, gruñón, difícil, con una falta de humor grave y preocupante. No está seguro de qué parte de eso se supone que lo complementa.
—Hyung, es este matrimonio... — Mark frunce el ceño, reuniendo sus pensamientos. — ¿Debería preocuparme por este matrimonio? Tengo que admitir que me sorprendió escucharlo. Haechan y yo pensamos que ustedes podrían empezar a salir, pero casarse tan rápido, difícilmente se conocen.
Jeno da una sonrisa tranquilizadora y sacude la cabeza. —No necesitas preocuparte, somos buenos. Sé en lo que me estoy metiendo.
Mark frunce el ceño. —Hyung, el matrimonio no debería ser "entrar" en nada. Ustedes son prácticamente extraños.
Jeno levanta sus cejas. —¿Hay algo preocupante sobre Renjun qué no sé? ¿Es un tipo malo?
—No! No, es una muy buena persona. Lo conozco desde hace años, pero es uno de los mejores amigos que he tenido.
Jeno asiente. —¿Hay algo sobre mi qué te preocupe?.
—No es eso. –Mark suspira y se rasca la nuca. —Es que... ni siquiera se gustan uno al otro, ¿verdad? –Jeno asiente en afirmación —Bueno, ¿no se supone que el matrimonio está construido sobre una base firme de amor?
Jeno vuelve a mirar su reflejo, observando las solapas blancas qué contrastan con el negro puro de su chaqueta. Alza una mano para ajustar su esmoquin, alisando con una mano sobre su corazón en el proceso. —A veces hay cosas más importantes que el amor.
Mark frunce el ceño. —¿Como qué?
Jeno sonríe tristemente. —Paz. Confianza. Seguridad—. Él desabotona la chaqueta y se la quita, dándose la vuelta para devolversela a Mark. Renjun no es el amor de su vida, pero él es el ancla qué Jeno necesitaba cuando los vientos golpeaban, el refugio de una tormenta qué Jeno no podía enfrentar solo. Renjun es un milagro y Jeno no espera nada más de él qué una firma en la licencia de matrimonio y un año de sonrisas para el público.
—Estaremos bien Mark, confíen en nosotros, sabemos lo que estamos haciendo.
Mark toma la chaqueta y suspira, asintiendo. —Simplemente no quiero ver a ninguno de ustedes lastimados.
Jeno sonríe genuinamente esta vez. —No lo haremos. –dice, seguro de que él y Renjun nunca confundirán la relación comercial impersonal qué acordaron.