Esto es malo.
Renjun respira hondo, inhalando desesperadamente el oxígeno que necesita incluso mientras sus manos se esfuerzan por meterse debajo de la camisa de Jeno, buscando la piel caliente que sabe que lo recibirá. Jeno ha abandonado los labios de Renjun dirigiéndose a la línea de su mandíbula presionando besos húmedos, chupando en el lugar debajo de su oreja. El aroma de Jeno rodea a Renjun, envolvente, poderoso e intoxicante. Renjun está perdiendo rápidamente su capacidad de pensar, pensamientos a medio formar y dispersos, sin palabras y sin sentido.
Renjun desliza un dedo a través del cinturón del pantalón de Jeno y jala su cadera hacia adelante, incluso cuando Jeno ya lo está aplastando contra la puerta, pecho contra pecho. Jeno finalmente parece satisfecho con el lugar debajo de la oreja de Renjun, y se mueve para morder ligeramente el hombro de este. Las respiraciones jadeantes de Jeno están calientes en el cuello de Renjun, las espinas de excitación le bajan por la espina dorsal, insistiendo a seguir.
Esto es malo, piensa Renjun de nuevo, pero el pensamiento es rápidamente vencido cuando sus dedos finalmente tienen éxito, para sacar la camisa de Jeno de sus pantalones. Sus manos de inmediato buscan la piel musculosa del estómago de Jeno.
No debían llegar tan lejos. Sostuvieron una cita simple, sashimi y esas máquinas de garras tonta en la que Jeno intentó sacar un peluche para Renjun, y luego un café pero en toda la noche ellos no querían separarse todavía. Renjun no debió dejarse arrastrar por Jeno al departamento de Anton.
Esto es malo, pero Renjun ha olvidado todos los pensamientos de detenerse.
Renjun baja sus manos por el abdomen de Jeno acariciando suavemente y deslizándose hasta llegar al inicio de los pantalones de este. Sus dedos se arrastran hacia abajo para sumergirse bajo la cinturilla del pantalón de Jeno, intentando alcanzar su miembro y Jeno se estremece contra él, riéndose en su oído.
—Junie –dice Jeno aún riendo, los labios bajando para mordisquear su punto de pulso, dedos enterrandose en las caderas de Renjun. —¿Quieres entrar?
Renjun gime, golpeando la parte posterior de su cabeza contra la puerta, agarrando oxígeno en sus pulmones e intentado pasar el parpadeo por la neblina de excitación nublado sus pensamientos. —Tu hermano nos va a matar. –se las arregla para decir incluso mientras inclina su cuello hacia los labios de Jeno, incluso mientras se apoya contra las caderas de Jeno.
—¿Eso es un no? –Jeno susurra contra la oreja de Renjun, colocando su muslo entre las piernas, frotando sus erecciones.
Los dedos de Renjun se agarran con fuerza a los hombros de Jeno, manteniéndolo más cerca, instintivo y desesperado por sostenerse. —No, si. Lo que sea que signifique continuar.
Jeno se ríe contra él, su pecho retumbando con él y él forcejea con la puerta. —Anton no estará en casa por un par de horas –dice cuando finalmente abre la puerta. Entran al departamento, pierden el equilibrio, se aferran el uno al otro para mantenerse de pie.
Cuando dejaron de tropezar y finalmente recuperaron el equilibrio, Renjun toma con los dedos la camisa de Jeno y se la saca para poder besarlo con la boca abierta. Él presiona contra él, el sabor de Jeno es una droga embriagadora que necesitó por demasiado tiempo, no puede tener suficiente de él, no puede acercarlo lo suficiente, no puede imaginarse nunca volver a soltarlo. Él quiere más, quiere que Jeno lo haga parte de él, que lo inhale, que lo haga suyo. Él mete una mano entre ellos y las palmas en el pene de Jeno a través de su pantalón.
Jeno jadea contra los labios de Renjun, retrocediendo para susurrar con urgencia. —A la habitación
—No sé dónde está eso –responde Renjun rápidamente, colocando sus labios en la parte inferior de la mandíbula de Jeno, chupando la suave piel allí ligeramente mientras sigue palpando el pene de Jeno.