Renjun revisa su teléfono después de una larga reunión y encuentra una llamada perdida y un mensaje de texto de Jeno. Sus ojos se mueven por su teléfono, y su corazón da un pequeño golpe extraño. Después de una semana de tratamiento silencioso de Jeno, Renjun no está entusiasmado con que lo contacte, pero puede admitir que no es exactamente indiferente. Simplemente no le gusta que lo ignoren, razona y desbloquea su teléfono para leer el mensaje de texto. Voy a demandarte por incumplimiento de contrato, lee y ni siquiera piensa en detener la risa divertida que escapa de sus labios. Él no sabe lo que hizo para irritar a Jeno, pero está ansioso por descubrirlo. Guarda el teléfono en su bolsillo y busca su abrigo, diciéndole apresuradamente a su asistente qué terminó el trabajo por hoy. Ignora la expresión perpleja de su asistente y se dirige a su auto, tarareando distraídamente en el camino. Se da cuenta a medio camino de casa que probablemente podría haber llamado a Jeno, pero de alguna manera su proceso de pensamiento fue directo a encontrar a Jeno, ver a Jeno.
Cuando llega a casa, es recibo con gritos. Rápidamente se quita los zapatos y se apresura a dirigirse a la fuente de sonido, en la sala de estar, encuentra a Jeno y su hermano menor jugando un videojuego. Jeno empuja a Anton, exclamando algo sobre respetar a tu hyung, las mejillas pálidas de entusiasmo. Anton no se inmuta, los ojos se centraron con alarmante atención en la pantalla, moviendo Lo dedos hábilmente sobre su controlador.
—No hay hyungs en Mario Kart. –dice a Jeno, levantando los labios divertido mientras el personaje de Jeno gira y se desvía de rumbo.
Jeno grita, volviendo su atención en la pantalla pero es demasiado tarde, el personaje de Anton cruza la línea de meta.
—;¡Si! –Anton arroja su controlador y se para, levantando las manos en señal de victoria. Jeno frunce el ceño y golpea el muslo de Anton.
—Una ronda más
—Está bien. –Anton se vuelva a sentar. Renjun se aclara la garganta.
Anton y Jeno dirigen su mirada hacia él. La cara de Anton cae y sus cejas se fruncen en una mirada, pero Renjun apenas lo mira, enfocándose en Jeno.
Jeno se encuentra con la mirada y sonríe rápidamente, una amplia sonrisa que no coincide con el brillo en sus ojos. —Hola bebé, bienvenido a casa
Anton dice fastidioso —¿Bebé, hyung? ¿Es enserio?
Renjun ahoga una tos por el apodo repentino pero los ojos de Jeno se mueven entre él y Anton, y Renjun dice que se supone que debe actuar. De alguna manera se las arregla y dice: —No sabia que esperabamos compañia
Los hombros de Jeno se relajan levemente y dice: —Anton decidió que quería hacernos una visita. Se quedará unos días.
Las cejas de Renjun se levantan. —¿Días? ¿Plural?
Anton sonríe y extiende su brazo sobre el respaldo del sofá, inclinando la cabeza hacia Renjun. —¿Tienes algún problema? ¿Hyung?
Los labios de Renjun son delgados, los ojos entrecerrados sobre el mocoso. No desea tolerar la falta de respeto de ese niño por más tiempo de lo necesario, pero sabe que no puede echarlo a menos que quiera pelear con él. Anton es tenaz, tiene que admitir eso. El chico no tiene límites en cuanto a lo lejos que empujara para conseguir lo que quiere.
—Lo puse en la habitación de invitados ya que estaba vacía. –dice Jeno, y hay un tono en su voz que Renjun no entiende, como si estuviera tratando de decirle algo entre sus palabras.
Renjun lo ignora y dirige su mirada hacia Anton. —¿Alguna idea de cuántos días, en plural, te quedarás?
Anton se encoge de hombros, sonriendo ampliamente.