para experimentar un número limitado de primaveras, veranos y otoños.
"Un día, por difícil que sea de creer, todos y cada uno de nosotros dejaremos de respirar, nos enfriaremos y moriremos. Hizo una pausa dramática. "Levántense", instó a los estudiantes, "y examinen los rostros de los niños. que asistió a esta escuela hace sesenta o setenta años. No seas tímido; ve a verlos."
Los niños se levantaron y caminaron hacia los cuadros de la clase que estaban alineados en las paredes del salón de honor. Miraron rostros de jóvenes, mirándolos desde el pasado.
"No son tan diferentes a cualquiera de ustedes, ¿verdad? Esperanza en sus ojos, como los suyos. Se creen destinados a cosas maravillosas, como muchos de ustedes. Bueno, ¿dónde están ahora esas sonrisas, muchachos? ¿Qué pasa? ¿la esperanza?"
Los chicos miraron las fotos, con rostros sobrios y reflexivos. Keating caminó rápidamente por la habitación, señalando una foto tras otra.
"¿No esperó la mayoría de ellos hasta que fue demasiado tarde antes de hacer de sus vidas un ápice de lo que eran capaces? Al perseguir a la todopoderosa deidad del éxito, ¿no desperdiciaron sus sueños de infancia? La mayoría de esos caballeros están fertilizando narcisos ahora. ! Sin embargo, si os acercáis mucho, muchachos, podéis oírlos susurrar. Adelante", instó. "Inclínate. Continúa. ¿Escucharlo? ¿Puedes?" Los chicos estaban callados, algunos de ellos se inclinaban vacilantes hacia las fotografías. "Carpe Diem", susurró Keating
