Quiera mi padre o no! ¡Carpe diem, Todd!
Neil tomó la obra y leyó un par de líneas. Él sonrió, apretando el puño en el aire con alegría.
"Neil, ¿cómo vas a estar en una obra si tu padre no te deja?" —presionó Todd.
"Primero tengo que conseguir el papel; luego me preocuparé por eso".
"¿No te matará si no le dejas saber que estás audicionando?"
"En lo que a mí respecta", dijo Neil, "él no tendrá que saber nada de esto".
"Vamos, sabes que eso es imposible", dijo Todd.
"¡Tonterías! Nada es imposible", dijo Neil con una sonrisa.
"¿Por qué no le preguntas primero? Tal vez él diga que sí", sugirió Todd.
"Eso es divertido", se rió Neil. "Si no pregunto, al menos no lo desobedeceré".
"Pero si dijo que no antes, entonces..." comenzó Todd.
"¿De qué lado estás, de todos modos? Ni siquiera he conseguido el papel todavía. ¿No puedo ni siquiera disfrutar la idea por un rato?"
"Lo siento", dijo Todd, volviendo a su trabajo. Neil se sentó en su cama y empezó a leer la obra.
"Por cierto, hay una reunión esta tarde", dijo Neil. "¿Vienes?"
