"Artistas no, George", dijo Keating. "No entendiste el punto. Librepensadores".
"Ah", se rió McAllister, "¡librepensadores a los diecisiete años!"
"Difícilmente te consideré un cínico", dijo Keating, bebiendo una taza de té.
"No soy un cínico, muchacho", dijo McAllister con complicidad. "¡Un realista! ¡Muéstrame el corazón libre de sueños tontos y te mostraré un hombre feliz!" Masticó un bocado. "Pero disfrutaré escuchando tu
clases, John", añadió McAllister. "Apuesto a que lo haré". Keating sonrió divertido. "Espero que no seas el único que se siente así", dijo, mirando a varios de los chicos de la escuela secundaria. clase que estaban sentados cerca.
Todos los chicos se dieron vuelta cuando Neil Perry entró rápidamente al comedor y se sentó con ellos.
"¡Ustedes no creerán esto!" dijo, resoplando sin aliento. "Encontré su anuario de último año en la biblioteca". Neil miró hacia Keating, que estaba enfrascado en una animada conversación con el señor McAllister en la mesa de los profesores. Abrió el anuario y leyó: "Capitán del equipo de fútbol, editor del anuario, con destino a Cambridge, el hombre con más probabilidades de hacerlo".
cualquier cosa, Hombre Muslo, La Sociedad de los Poetas Muertos. Los demás intentaron apoderarse del viejo anuario. "¿Hombre del muslo?" Charlie se rió: "El señor K. era un alborotador. ¡Bien por él!"
"¿Qué es la Sociedad de los Poetas Muertos?" Knox preguntó
