Después de clases, Neil, Charlie, Meeks, Pitts, Cameron y Todd regresaron juntos al dormitorio. Vieron al señor Keating, vestido con su chaqueta deportiva y una bufanda, caminando por el césped con el brazo lleno de libros.
"¿Señor Keating?" Neil lo llamó. "¿Señor? ¡Oh Capitán! ¿Mi Capitán?" Keating se detuvo y esperó a que los chicos lo alcanzaran. "¿Qué era la Sociedad de los Poetas Muertos, señor?" -Preguntó Neil. Por una fracción de segundo, el rostro de Keating enrojeció. "Estaba simplemente mirando un viejo anuario", explicó Neil, "y "No hay nada malo en la investigación", dijo Keating, recuperando la compostura.
Los chicos esperaron a que dijera más. "¿Pero qué fue?" —presionó Neil.
Keating miró a su alrededor para asegurarse de que nadie estuviera mirando. "Una organización secreta", casi susurró. "No sé cómo lo vería la actual administración, pero dudo que la reacción fuera favorable". Sus ojos escanearon el campus mientras los chicos contenían la respiración. "¿Pueden ustedes guardar un secreto?" Ellos asintieron al instante. "Los Poetas Muertos era una sociedad dedicada a chuparle la médula a la vida. Esa frase es de Thoreau y era invocada en cada reunión", explicó. "Un pequeño grupo de nosotros nos reuníamos en la antigua cueva y nos turnábamos para leer a Shelley, Thoreau, Whitman, nuestros propios versos, y el encanto del momento dejaba que obrara su magia en nosotros". Los ojos de Keating brillaron al recordar la experiencia.