Ad Minimum Iocus

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*Aclaraciones: Continuamos con los especiales, esta vez vamos con Mukuro, sigo bloqueada con la historia principal, pero cuando llegue la inspiración, podre continuar, prefiero no forzar la historia y escribir algo de lo que me arrepentiría.

Se preguntarán porque la nueva integrante le tiene manía a la Piña de la Décima generación, y la respuesta es de lo más absurdo y simple, el deje de burla que siempre tiene el Peli-Índigo y su constante molestar a los demás, sumado a su tendencia de poner sobre nombres, pero en especial el "ita" en el que le puso a la Peliblanca, fue lo que desato el disgusto de esta, ya que el diminutivo le dio un poco en el orgullo, ya que, para ella fue como si le dijera débil que la subestimará.

Por lo que teniendo esto de precedente, este par tendría una relación en la que las bromas serían constantes, y nunca se quedarían quietos, ya que es cortesía devolver cualquier broma que te hagan.

La mañana no había iniciado de la manera que el Peli-Índigo esperaba, pues de alguna manera había dormido más de lo normal, lo que dio tiempo a sus aprendices y compañía de fastidiarlo sin que se diera cuenta; que, que habían hecho?, simple, cambiaron toda su ropa por vestidos de sirvientas y de alguna manera que aún no entendía su tridente había desaparecido, sumándole al hecho cada trataba de usar una ilusión esta desaparecía en menos de 5 minutos, por lo que no le quedo de otra que ponerse uno de los trajes y estar constantemente poniendo una ilusión, pues no pretendía que alguien lo viera así, y menos que en un descuido lo vieran desnudo por no ponerse algo ropa, y dirán, fácil ve a una de las habitaciones de los otros de la Décima generación y toma algo de ropa, pero no se puede, el conejito había montado muy bien las barreras de las habitaciones y solo con el permiso de él o el dueño podría ingresar, a no ser que fueras Daniela, pero el Petirrojo no le ayudaría, de hecho se reiría en su cara ante lo que le había pasado.

Byakuran: Muku-chan - apareció de la nada el adefesio como-malvaviscos abrazando por la espalda al Peli-Índigo y de paso sacándole un buen susto - si quieres seducirme, no tienes por qué vestirte así - aseguro con tranquilidad y una sonrisa que no auguraba nada bueno para el trasero de la Piña, que del susto no se había percatado que la ilusión había acabado por lo que se veía el vestido que traía puesto.

Mukuro: cierra el pico idiota - grito con enojo, lanzándole un puño al Peliblanco para que lo soltara y de paso quedara inconsciente, mientras observaba que nadie más estuviera en el corredor y poder ocultar su sonrojo - Nagi, Fran!!!! - volvió a gritar con enojo seguro de quienes estaban detrás de que no pudiera usar ilusiones por largo tiempo, y quienes seguro tendrían que ver con que su tridente estuviera perdido.

Kukiko: sonríe - se pudo escuchar en el corredor junto con el claro sonido del obturador de una cámara en toma múltiple, que sorprendió a la Niebla mayor que no logro hacer la ilusión a tiempo y estaba seguro de que algunas de las fotografías lo mostrarían luciendo un hermoso vestido para el placer de la mente maestra de la broma que tenía en frente - he de decir que tengo envidia de como lucen esas piernas con ese vestido - aseguro la Peliblanca con una sonrisa ligeramente sádica y con tranquilidad como si no hubiera un volcán a punto de explotar en frente de ella - nos vemos - grito antes de salir corriendo y arrojarle algo al rostro del Peli-Índigo impidiendo que la persiguiera.

Mukuro: con un demonio - aseguro, con molestia, sobándose el rostro, pues la Peliblanca le arrojo un paquete que pesaba lo suyo para lastimar su hermoso rostro - que se supone que es esta porquería - atacó con odio el paquete mientras lo abría rompiendo todo a su paso, pues su intuición le decía que tendía algo que ver con su tridente perdido - es una broma, gatita - aseguro con desgano al ver el contenido del paquete, mientras una vena le palpitaba en la frente.

El paquete contenía una carta y dos cajas de lo que parecían ser acertijos, que con solo verlos hizo que la ceja del Peli-Índigo temblara; lo que respiro profundo para no maldecir nuevamente y llamar la atención de alguien más, por lo que más tranquilo junto todo nuevamente en la bolsa que originalmente venía, lo mejor que pudo, pues la había casi destrozado y se dirigió a su habitación, pues, si tenía que resolver los condenados puzles no lo haría en la mitad del pasillo donde no se podría concentrar por tener que cubrir el vestido con una ilusión, habiendo ya recorrido un tercio del camino chasqueo la lengua, se giró y regreso por el esperpento que era su novio y seguía inconsciente, ya que según era una variable que tenía que controlar y evitar que mencionara algo del dichoso vestido que usaba.

Viaje a ItaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora