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Capítulo 29

El callejón Diagon

Lily había sido citada ese mismo sábado por la mañana a la oficina de la directora McGonagall. Se había sorprendido por la repentina invitación ya que no recordaba haber hecho nada en contra de las reglas como para que la reprimiera con cualquier tipo de castigo, situación por la que había pasado ya unas cuantas veces.

Entonces, se le ocurrió que quizá había sido por culpa de ese cracker mágico que había herido al pobre chico nuevo de Brasil. Sin embargo, el muchacho Samuel no parecía haberse molestado tanto por el inconveniente. Lily no estaba muy convencida de que hubiese sido él quien se lo comunicase a la directora.

Después de aquello, no podía recordar ninguna otra travesura que podría haberla llevado a ser citada nuevamente a la oficina.

—Bombas de Tofe.

Le dijo la contraseña a la gran gárgola de piedra que a la mayoría de los alumnos de Hogwarts le parecía horrenda, pero que Lily le encontraba alguna extraña belleza distintiva. Todavía recordaba la frase porque, como ya era costumbre, había pasado por la oficina unas cuantas veces desde el inicio de su cursada.

La gárgola no solía hablar, pero era capaz de hacerlo y cuando parecía estar de humor, hablaba con gusto. La muchacha a pesar de su regular estancia en la dirección, solo había sido espectadora de aquellas raras ocasiones muy pocas veces, pero que le habían resultado fascinantes.

Espero un mísero momento, entonces, la gárgola se hizo a un lado dejando a la vista el acceso por las escaleras de caracol de piedra que en movimiento guiaban a la oficina de la directora.

Lily subió los escalones, entonces recordó la primera vez que lo había hecho. Haberlas subido en movimiento le había generado un mareo innecesario que la obligó a frenarse en un escalón hasta que estos dejaran de moverse porque de lo contrario, le hubiesen generado nauseas.

Llamó a la puerta, pero nadie respondió. Imagino que McGonagall debía de estar en su residencia detrás de la oficina principal y que no la había oído. Por lo que abrió la puerta.

Se encontró con la gran sala circular repleta de ventanas por las que ingresaba la luz de una mañana soleada y brillante, los rayos caían directo sobre los cuadros de los directores pasados. Lily se fijó si en la pared detrás del escritorio de la nueva directora se hallaba Dumbledore que, a pesar de no ser el anterior director, mantenía su puesto en la cabeza y Minerva no mostraba intenciones de retirarlo.

Sin embargo, él no se encontraba en su cuadro. Lily imagino que quizá estuviese en el ministerio donde se encontraba otro de sus retratos.

—Lily...

Una voz que no fue capaz de reconocer llamó su atención. Era la primera vez que se encontraba sola en aquella oficina, por lo que logró asustarla un poco.

La muchacha volteó y un tanto temerosa, buscó el origen de su llamado.

Entonces, Lily lo halló.

Uno de los retratos de los antiguos directores del colegio. Un hombre alto, delgado y de piel cetrina. Sus ojos que a Lily le recordaban a la oscuridad misma, eran tan negros como la noche y se sentían igual de vacíos que aquella oficina. Su cabello era del mismo color y abierto en dos cortinas caía sobre su rostro. Lo cubría una túnica también negra que parecía perderse con el fondo del cuadro.

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⏰ Última actualización: Jun 26 ⏰

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𝐿𝑖𝑙𝑦 𝐿𝑢𝑛𝑎 𝑃𝑜𝑡𝑡𝑒𝑟 | 𝐵𝑎𝑐𝑘 𝑡𝑜 𝐻𝑜𝑔𝑤𝑎𝑟𝑡𝑠Donde viven las historias. Descúbrelo ahora