El salón principal del hotel estaba irreconocible, Charlie lo había transformado en un improvisado cine: con los sillones situados hacia el centro y las lámparas polvorientas apagadas, conformando una atmósfera envolvente alrededor del viejo pero increíblemente funcional televisor. La rubia se sentó en el borde del sillón con las manos apretadas sobre las rodillas, la sonrisa temblando en una expresión que rozaba el ataque de nervios.
—Ya va a empezar, ya va a empezar... —repetía, moviéndose de adelante hacía atrás. Vaggie permanecía a su lado de brazos cruzados, pero atenta y lista para cualquier escenario posible: consolarla si era un fiasco o contenerla en caso de que quisiera lanzarse sobre la pantalla. Nifty ya se había trepado al respaldo para ver mejor y Angel entraba junto a Husk sosteniendo un bote de palomitas al que ya metía mano. Ambos se acomodaron en los lugares restantes que quedaban en el sofá.
—¡Oh aquí está! Nuestra nueva estrella —Saludó el arácnido al reparar en Rebecca sentada en uno de los sillones, un poco más apartada del resto —. ¿Sabes? Desde que te vi por primera vez tenía la corazonada de que ambos éramos demonios del espectáculo, ¿Quien diría que escalarías tan rápido? —deslizó el cumplido guiñando un ojo.
—Ahora veremos si es tan buena actriz como promete...—masculló el felino.
—¡Entonces esta es la prueba de fuego! —celebró Nifty. La castaña solo sonrió en respuesta, una mueca que no logró alcanzar sus ojos.
Se sentía un poco fuera de ese escenario y su mente todavía levitaba en torno a los hechos de la velada, aunque no quería que lo notasen.
Demasiado tarde. El largo brazo de Angel Dust la alcanzó, posando una mano sobre su pierna inquieta.
—Psst...¿Todo bien?—Susurró inclinándose hacía ella con un semblante más serio, el rostro de Husk emergió detrás del arácnido evaluando sus facciones. Leyéndola con experiencia cruda y certera. Solo alcanzó a entreabrir los labios, antes de que un chasquido eléctrico interrumpiera anunciando el inicio.
"Gracias Lucifer." pensó, cuando su atención fue robada por el televisor.
En la pantalla surgió la voz engolada de un conductor, impregnada de un entusiasmo casi artificial: —¡Bienvenidos, demonios y condenados, a la noche más deslumbrante del año! ¡La Vees Gala!
La cámara mostró la alfombra roja, bañada en un resplandor cegador de flashes, gritos y lentejuelas. La multitud se apretaba a ambos lados, levantando pancartas. Una reportera, de cabello blanco sostenía el micrófono relatando los hechos con una sonrisa teatral.
—Damas y caballeros del inframundo, tenemos una llegada que hará temblar los reflectores... ¡El magnate de las pantallas, la estrella más brillante del pentagrama, nuestro querido Vox!
La multitud a ambos lados estalló en vítores ensordecedores cuando una limusina negra se detuvo frente a la alfombra. Las puertas se abrieron y, entre destellos de cámaras, Vox descendió, impecablemente vestido, con cada movimiento y saludo calculado para atrapar a los focos. La reportera casi chilló de emoción al acercarse: —¡Y no viene solo, damas y caballeros! Esta noche, Vox se hace acompañar de una invitada que ya está dando de qué hablar...
Del interior del vehículo emergió una mujer castaña de vestido azul eléctrico que parecía absorber y devolver la luz en cada pliegue. Su figura contrastaba con la sobriedad de Vox, complementándolo, como si fueran piezas de un mismo espectáculo. Los flashes se redoblaron cuando él le tendió la mano para ayudarla a descender.
En el lobby del hotel, Charlie se levantó de un salto —¡Ahí están! ¡Ahí están! —exclamó, temblando de entusiasmo.
—¿Ustedes no lo vieron en vivo? —cuestionó Rebecca avergonzada, cubriéndose el rostro al observarse en tercera persona. Los pasos medidos y sonrisa ensayada, como una extensión del demonio que gobernaba las pantallas
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Attached | Alastor x OC
Fiksi PenggemarElla es su dueña, pero no lo recuerda. Él piensa piensa aprovecharse de ello. Un nuevo huésped llega al hotel sin recuerdo alguno de cómo o cuándo ha caído en el infierno. Alastor sabe quién es, con la misma certeza con la que sabe que la soga que r...
