Capítulo 04: Distantes

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🩸Aquiles🩸




~Día 370~




«Nosotros cuatro tenemos ADN de Amber»

Me repito eso hasta cinco veces luego de escuchar lo que dijo Víctor.

«Nos acostamos y estuvimos con ella» «De alguna manera tenemos vínculo»

Trato de hacer que los pensamientos intrusivos abandonen mi mente y lo logro cuando distingo como a mi derecha la chica rubia, pierde en equilibrio, mientras hiperventila.

Con rapidez antes de que sus rodillas toquen en suelo, la sujeto con ayuda de Dominick, mientras Killian se hace cargo de la niña.

—Amber, respira despacio —le dice Sebastian una vez la dejamos en el sofá.

—Lo inten... Intento, pero no pu... Puedo —golpea su pecho con su puño como si eso le ayudara a respirar y la detengo enseguida para que no se haga daño.

«Dios, tiene uno de sus episodios»

—Chicos, denle espacio, por favor —pide Hanna y nos hacemos a un lado —. Cariño, pon esto en tu nariz —le entrega algo a lo que no le encuentro forma y como ella no se mueve, la doctora se encarga.

Hace que un tipo de tubo de como un centímetro, de un material flexible, entren en sus fosas nasales y el objeto se queda fijo a su piel, para que no se mueva.

—Ahora, inhala dos segundos y suelta el aire. Ve despacio, a tu ritmo.

Ella lo hace y nos quedamos más tranquilos cuando poco a poco su respiración se ralentiza. Sin embargo, de la nada se altera cuando escucha a la niña llorar.

—Dámela —le pide a Killian y él nos mira, pero yo sé que con el gesto nos pregunta si es seguro dársela por su estado —. Oye, dámela —le repite.

—Dásela, Killian —murmura Hanna y él lo hace.

Una vez la niña está en sus brazos, ambas se tranquilizan, y de nuevo confirmo que la conexión que nuestras dos rubias, tienen, es más que única.

—¿Ya estás mejor? —vemos como Isabell se sienta a su lado y Amber siente.

—Sí, pero quiero irme —vemos que hace el intento de levantarse, pero en ese momento Víctor habla.

—Aún hay cosas que debemos tratar.

—Ya nos vamos —digo, serio, y los cinco caminamos hasta las puertas.

Una vez salimos, caminamos manteniendo la vista firme en ella, por si llega a alterarse de nuevo y así nos la pasamos hasta que regresamos al complejo residencial.

—Iré a mi recámara —avisa e intento tomar su mano, pero me evade, ocasionando que frunza mi ceño un poco —. Yo quiero pensar un rato.

—Bien, te llamaremos cualquier cosa —indica Sebastian, desde donde está.

Prácticamente, huye hasta que no la vemos más y cuando volteo me doy cuenta de que los chicos ya están de sentados. La cosa es que cuando pongo mis ojos en Dominick me doy cuenta de las intenciones que tiene.

X - ENS: Las Cinco Bases © - Saga: X - ENS - Libro #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora