Capítulo 19: Para que Quede Claro

667 68 79
                                    




🩸Killian🩸




~Día 399~




Observo a la persona que cuelga gracias a las cadenas que sujetan sus muñecas y enseguida arrojo un trozo de pan a su cara para ver si hace el intento de comer.

Llevo alrededor de una hora aquí, haciendo el intento de que el maldito de Martín coma y ni por qué le arrojo trozos de lo que tengo en la mano, hace el intento.

—Vamos, me estoy aburriendo —murmuro y él toma una respiración sin fuerza —. Las palomas son más entretenidas cuando les arrojas pan.

—Ya dije que... Que no comeré si no es Amber la que esté en tu lugar —habla con la voz rasposa y entrecortada por la falta de agua.

—Ella está ocupada en su recámara con Aquiles. Creo que si la escuchaste gemir su nombre hace rato, así que olvídate de que lo dejará a él, para venir contigo —suelta una especie de gruñido seco —. Ya acéptalo, pedazo de mierda. Ella es nuestra y no regresará a tu lado —me levanto de mi sitio —. Además, la única razón por la que no te matamos es porque ella quiere que sigas sufriendo un poco más.

El imbécil intenta abalanzárseme encima y yo simplemente me aparto, sonriendo, ya que sí le molestaron mis palabras.

—¿Ya comió algo? —volteo con rapidez al escuchar la voz de la chica y veo como baja los últimos escalones hasta llegar a donde estoy —. Esto apesta —añade y observa a quién tiene en frente.

—No quiere. Solo repite lo mismo de ayer —me acerco a su costado y llevo mi mano en su cintura hasta posarla ahí.

Enseguida hay una reacción brusca por parte de Martín e intenta soltarse sin tener suerte.

—No la... Toques —murmura al mismo el tiempo en que levanta la mirada y pierde el equilibrio.

Si no es por las cadenas, ya estaría en el suelo.

—Das tanta pena —le dice ella, con un tono de voz relajada, mientras acaricia la mano que está en su cuerpo —. Ni en mil vidas podrías llegarles a los talones a ellos.

—No opinabas eso antes —dice sin fuerza —. Recuerdas como decías que eran unos imbéciles. Recuerdas como nos burlábamos de las tonterías que hacían.

—Claro que me acuerdo, pero eso ya es pasado, como tú. Ahora ellos son míos y yo soy de ellos —mi agarre en su cintura se hace más firme —. Pero, como creo que no te queda claro, te daré una pequeña demostración.

Me cuesta comprender sus palabras, pero cuando le da la espalda a él, y su rostro se entierra en mi cuello, sé a lo que quiere llegar.

En segundos sus besos en mi piel, me ponen duro y yo no tardo en posar mis manos en su cintura para llevarla conmigo hasta donde quiero.

Para cuando me siento en la silla que está ubicada al frente de Martín, hago que ella se coloque a horcajadas de mí y eso desencadena un sinnúmero de negativas por parte del idiota.

—Déjala —oigo que dice, pero yo me centro en apartar a Amber de donde está para mirarla a los ojos —. No la toques, maldito —sigue diciendo, pero para ambos es un cero a la izquierda.

X - ENS: Las Cinco Bases © - Saga: X - ENS - Libro #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora