X - ENS: Las Cinco Bases © - Saga: X - ENS - Libro #3

Capítulo 37: Cosas Poco Deseadas

🩸Dominick🩸

~Día 442~

Muy aparte de adorar los momentos en donde Amber se enoja con nosotros, me encanta cuando nos pide que más de uno la folle.

Siento que usa sus manos para tocarme todas las partes de mi cuerpo que se le antojen, mientras que Sebastian la besa, y yo la acaricio por sobre sus bragas.

—¿Qué se siente, Amber? —le pregunta el que la besa —. Que te toquen solo para provocarte.

—Cállate —contesta la castaña con pocas ganas de hablar —. No hables y desnúdenme.

Con rapidez yo me arrodillo para quitarle los tacones y de reojo noto como Sebastian se hace cargo de deshacerse del vestido.

Cuando ya no tiene el calzado, su estatura reduce y también en breve su vestido queda hecho un bulto en el suelo a sus pies.

Lo único que viste son sus bragas y decido aprovechar para quitarme la camisa, mientras doy pequeños mordiscos a sus piernas, haciendo un camino hasta las bragas de encaje que lleva.

—Mis favoritas —oigo que le dice él a Amber y miro hacia arriba notando que aprieta sus dos pechos, para hacerla gemir —. ¿Nos quedamos aquí o vamos a tu recámara?

—Aquí, lo haremos en la alfombra —dice, enterrando sus dedos en mi cabello, para sujetarse cuando yo empiezo a tomar camino a su entrepierna —. No juegues, que siento escurro por todo lo que hacen.

—Veamos si es verdad.

Subo una de sus piernas a mi hombro sin avisarle y por suerte Sebastian la sujeta, ya que si no ahora estaría en el suelo a falta de equilibrio.

Su muslo queda muy cerca de mi boca y en definitiva su humedad está presente, así que con mi lengua recojo todo, hasta llegar a mi meta.

Sobra decir que su ropa interior está más que empapada, así que decido hacer la prenda a un lado y con mi lengua recorrer toda la zona hasta llegar a su clítoris y succionar.

Ella gime mi nombre alto, sin privarse de nada y disfruto que grite, ya que, de esa forma, el imbécil de Martín la va a escuchar.

—Detente —intenta apartarme —. Para, por dios —lo hago y miro hacia arriba.

—¿Qué?

—Ya cójanme, necesito sentirlos —miro a Sebastian.

—¿Segura que los dos al mismo tiempo? —asiente ante la pregunta de él —. Bien, iré por condones.

—No, no es necesario.

Puedo jurar que me endurezco más con la idea de sentirla sin barrera alguna.

—Al fin dejaremos de usar eso —me mira —. Y tampoco debemos preocuparnos.

—De todas formas, ya vuelvo, necesitamos lubricante.

Él va en dirección a las escaleras y yo solo me quedo observando a Amber.

—No quieres que yo esté detrás esta vez ¿Verdad? —niega con rapidez —. Comprendo, tampoco quiero lastimarte —me acerco a su boca y le doy un beso.