Capitulo 6

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La luz que entraba por la ventana me estaba molestando un claro indicador que tenía que cambiar ese color de las cortinas y poner unas más oscuras

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La luz que entraba por la ventana me estaba molestando un claro indicador que tenía que cambiar ese color de las cortinas y poner unas más oscuras.

—Checo —pronuncié su nombre, pero jamás me contestó. —¿Simplemente, fue un sueño? —se preguntó el madrileño —. Me levanté de la cama para ir al cuarto de baño, seguía aturdido, se sintió tan real que ahora no sabía si estaba despierto o seguía dormido. Hasta que escuché voces en la cocina, más bien parecían ruidos de ratas porque estaban cuchichiando.

—¿Hola? —Lance y Sergio brincaron del susto, estaban tan cerca y eso molestó a Carlos.

—Vaya, ya despertaste —Stroll sabía que su amigo estaba que hervía por dentro.

—¿Qué estaban haciendo? —Estaba mostrando su sonrisa más falsa y en su cabeza ellos le estaban creyendo.

—Hablábamos, que podemos hacer, a esta hora son prácticamente las nueve de la mañana y es sábado.

—Y tienen que hablar con tanta cercanía de sus rostros —. Si la mirada de Carlos matara, Lance ya lo estaría.

—Obviamente, el punto de hablar cerca es que nadie escuche cómo tú comprenderás—. Lance se levantó del banco que estaba ubicado en la barra de la cocina —. Después hablamos, Ser—. Lance le dio un beso en la mejilla para molestar a Carlos.

—¿Ser? —preguntó Carlos, molesto —. Sergio aún tenía la cara sonrojada por el beso de Stroll.

—Si hacía, me llama —mencionó sin importancia.

—Y desde cuándo lo hace Ser — el español imitaba el tono que usó Lance.

—¿Lo que estoy viendo es una escena de celos? —preguntó con burla.

—No, claro que no, cómo podría hacer una escena de esas a las cuales llamas celos si no somos nada.

—Carlos —. Él tapió, se levantó del banco, dejando ver lo que traía puesto.

—¿Por qué vas desnudo? —Sainz veía el cuerpo de Sergio de pies a cabeza —el mexicano traía una playera que le quedaba grande, al verla bien se dio cuenta de que era la suya.

—No, estoy desnudo —se miraba para comprobar—, tal vez lo estaba y no se percató.

—Esa es mi playera favorita —El español se acercó y lo tomó de la cintura acercándolo más a su cuerpo.

—Sí —la voz salió entrecorta, estaba nervioso por cómo lo tomó Carlos—. La traigo puesta porque durante la noche comenzaste a babear y tenía una enorme mancha en mi playera. Y me la tuve que quitar, además de que tenía calor, y me quité el pantalón, busqué algo que poner, después encontré un short que tenías en un cajón. Siento que esto era tuyo cuando eras un niño —decía mientras se veía—. En ese momento comprendió que la playera era tan grande que tapa el short—. Okay, sí, parece como si solo tuviera en mi defensa. Estos shorts me quedan, mini, siento que estoy enseñando mi trasero, te enseñaría, pero me da vergüenza. Además, lo siento por ponerme tu ropa sin tu consentimiento.

La Madrastra II Cherlos II ChestappenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora