Capítulo 8

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—Para George

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Para George.

El ojiverde seguía mirando el sobre con aquellas palabras escritas en el sobre, y se preguntaba: ¿qué tendría adentro? Y ¿desde cuándo Óscar escribió la carta? Sobre todo porque el sobre no estaba dañado, pero sí estaba deteriorado por el tiempo.

—Maldita sea, me está ganando la duda— gruño el británico por lo bajo—. Eran las cinco de la madrugada, eso quería decir que el mexicano se marchó de su habitación hace dos horas.

—Bien, George, ya lo superaste, fuiste a terapia —se estaba echando porras para sí mismo—. Nora, la psicóloga, estaría muy decepcionada de mí si recaigo, no se puede recaer y mucho menos por el chico canguro—. Sentía cómo se le hacía un nudo en el estómago de los nervios.

—Si se puede, yo soy el mejor, tengo el corazón de acero y mis sentimientos ya no me dominan —Claro que te dominan, seas tonto, por eso sientes los nervios y las ganas de vomitar —se regañaba el rubio mentalmente.

—Para George —volvió a leer las palabras y se animó —. Abrió el sobre con desesperación y miedo a la vez, no sabía si lo que iba a leer, lo iba a mandar a terapia nuevamente o podía cerrar aquella herida que llevaba su corazón.

2005

Hola, mis ojos bonitos, la única forma de decirte lo que siento en estos momentos es por medio de esta carta, realmente no me siento con el valor de decírtelo en la cara y claro sé que no me dejarías ni acércame un centímetro a ti.

Quiero decirte que te quiero mucho y que jamás voy a volver a sentir algo por otra persona, como lo siento por ti, porque nunca dejaré de quererte. Fuiste la primera persona por la que sentí algo, fuiste la primera persona a quien le di un beso y la que tomé de la mano como mi pareja y sobre todo fuiste mi primer gran amor y eso jamás lo olvidaré. Tal vez cuando sea grande y recuerde esta carta, tenga otros sentimientos o me regañaré por no solo perder a mi novio, también perdí a mi mejor amigo, mi confidente, mi compañero de travesuras y mi refugio cuando más necesitaba a alguien que me abrazara y me dijera lo especial que soy, gracias por eso.

Aún tengo al Sr. Riastri jamás me desharé de él, es el único recuerdo tuyo que tengo en físico; los demás los llevo en mi mente como recuerdos.

También sé que te estarías preguntando: ¿por qué terminamos? La respuesta a esa pregunta es por qué mi padre me pidió que tuviera una amistad con Lando por el bien de nuestra familia. Tiempo después me dijeron que tenía que ser su novio y Lando me dijo que no te volviera a hablar porque los novios no pueden ser amigos, eso me dolió y más porque se desintegró el grupo por mi culpa, pero mi padre me dijo que era más importante mantener la familia unida, y por eso terminamos por mi familia, sin embargo, aún puedo recordar las veces que nos quedamos dormidos de tanto jugar o la vez que nos estamos riendo como unos locos porque a un niño le cayó caca de paloma en la cabeza. En los días tristes siempre recuerdo tu voz y aquella risa escandalosa que me llena de energía.

La Madrastra II Cherlos II ChestappenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora