—Recuerda, ellos no son tus amigos —aquellas palabras se repetían una y otra vez en la mente de Sergio—. ¿Por qué tuve que hacerme un juicio sobre ellos? —Sergio se maldecía mentalmente.
—Eres Sergio, ¿no? — La mirada que le dio Óscar era de curiosidad.
El profesor había pedido que se acercaran con sus equipos antes de terminar la clase para que se conocieran o se pusieran de acuerdo para realizar la actividad que les solicitaron.
—Sí, mi nombre es Sergio, un gusto— el mexicano sonó, y le extendió la mano al australiano en forma de saludo.
—Un gusto, Sergio, mi nombre es Óscar— el australiano correspondió el saludo con una sonrisa.
—Nos gusta trabajar de manera rápida y eficiente, no se tolerará que entregues tu parte del trabajo fuera del tiempo que se te indica, está claro— Charles fue demasiado directo.
—Sí, por eso, no se preocupen, me gusta trabajar, tengo excepciones. El sábado yo no hago nada, es día de descanso—. Checo tenía que aclarar ese pequeño punto. A él no le gustaba hacer nada, los sábados y no estaba dispuesto a cambiarlo.
—Bueno, supongo que no nos conoces— Piastri analiza la reacción de Sergio.
—En realidad no— Checo negaba con la cabeza, no iba a revelar nada.
—Bien, déjame presentarte a los integrantes del equipo formalmente—. Él es Max, no habla mucho, señaló con la vista al neerlandés, Charles y Lando.
—No hay que asustarlo antes de tiempo —habló Max, mirando el rostro de Sergio—. En verdad era guapo —pensó el neerlandés—. El chico tenía esas pecas que lo hacían resaltar sus facciones.
Sergio soltó una risa llena de nerviosismo, pues el ojiazul jamás despegó la mirada de él y lo estaba poniendo demasiado nervioso.
—Y dinosaurios, ¿de dónde eres, Sergio? No es un nombre común aquí en Londres —El ojiazul sintió cierta necesidad de saber más cosas sobre el chico.
—La verdad es que no se tengo ni la menor idea si no sea común mi nombre, pero soy de México—menciono Checo con orgullo.
—México, vaya, yo una vez fui hace dos años a México, mucho picante en ese país—decía el rubio sonriendo.
—Sí, en México se tiene la costumbre de ponerle picante a todo, de hecho—Sergio no termino de hablar porque fue interrumpido por cierto monegasco.
—Bien, como ya nos presentamos y dudo mucho que nos pongamos de acuerdo hoy, alguno de nosotros te buscará para darte las indicaciones de lo que tendrás que hacer —el monegasco vio cómo Max miraba a Sergio y no iba a dejar que conviviera mucho con él, pues Charles había llegado antes a la vida del rubio.
—Está bien, supongo que eso sería todo por el momento— el mexicano miraba a los cuatro—. Entonces un gusto en conocerlos. Me hubiera gustado platicar más con ustedes, pero ya debo de irme con mis amigos, estamos en contacto.
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La Madrastra II Cherlos II Chestappen
Fiksi PenggemarSergio Michel Pérez Mendoza, es hijo de uno de los políticos más importantes de México. A la edad de trece años, se fue al extranjero para terminar sus estudios académicos. Tenía uno de los mejores promedios y los recursos necesarios para llegar a u...