Capítulo 25

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Es una tarde soleada y tranquila, digna de obtener un respiro de la escuela

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Es una tarde soleada y tranquila, digna de obtener un respiro de la escuela. Sergio y Max, estaban acostados debajo de la sombra de un árbol y conversaban animadamente.

—El castaño tenía recargada su cabeza sobre el pecho del rubio— Max— lo llamó el pecoso.

—Mm—, el neerlandés tuvo que abrir sus ojos para ver a su novio— Max se encontraba, medio adormilado.

—Los ojos del más bajo brillan con emoción—. Quiero contarte algo—el mexicano se levantó del pecho del más alto—y tomó su mochila—. En las manos del pecoso había un sobre— Llego hoy, es mi carta de aceptación a la universidad.

—Vaya y ¿quieres que la abramos juntos? —Se sintió mal por el pecoso— él abrió la suya con su "novio no oficial".

—Max, bien, si no quedo, necesito que me des un abrazo—. Las lágrimas comenzaban a asomarse en los ojos color café del castaño.

—Entonces aquí estará para ti—. El rubio se colocó frente al pecoso para no ver el resultado de la carta.

Ninguno de los dos había hablado sobre ese tema, no sabían qué es lo que estudiarían y mucho menos a dónde irían.

—A checo le comenzó a temblar la mano, estaba totalmente nerviosa—. El sobre era de color crema y estaba sellado con el escudo de la universidad; el sello estaba hecho con cera roja—. El mexicano rompió el sello —desdobló la carta— pero no vio el resultado—. No puedo verlo, Max—gritó con histeria.

—Sí, puedes, cariño, eres fuerte— Max presionó el hombro de su novio—. Además, no importa el resultado, lo volverás a intentar en unos meses, tú nunca te rindes.

—Gracias, mi amor —Sergio le dio un beso rápido en los labios—. Abrio por fin la carta.

El rubio lo vio todo muy rápido, pues su novio se levantó de golpe del pasto y estaba muy pálida, se imaginó lo peor.

— ¡No puedo creerlo! ¡Lo logré! ¡Entra a Colombia!—. Grito emocionado — el mexicano dando estaba saltitos de emoción.

—Max saltó de alegría y abrazó a Sergio con fuerza—. ¡Felicidades, mi amor! ¡Sabía que lo lograrías! Siempre has sido tan dedicado e inteligente—estaba dando vueltas de la emoción—mientras cargaba a su novio.

—El más bajo enrolló sus piernas en la cintura de Max—. Tenía una sonrisa llena de orgullo—. Gracias, Max. Tú también has sido un gran apoyo para mí. No habría podido llegar hasta aquí sin ti.

—Max se detuvo y bajó al mexicano—. ¿Y qué vas a estudiar en Columbia?— Había muchas carreras y en verdad no sabía qué le podría interesar al pecoso.

—Voy a estudiar negocios. Siempre me ha apasionado el mundo empresarial, aunque no lo parezca, y soy fielmente creyentes de que Columbia me abrirá muchas puertas para ingresar al mundo empresarial.

La Madrastra II Cherlos II ChestappenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora