Capítulo 7

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Estábamos desayunando en una cafetería, aún no traían nuestro pedido, pero desde que llegamos al ambiente se podía sentir un poco tenso y nadie hablaba

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Estábamos desayunando en una cafetería, aún no traían nuestro pedido, pero desde que llegamos al ambiente se podía sentir un poco tenso y nadie hablaba.

—Chicos, por cierto, ¿cómo vieron ayer el partido? Estuvo entretenido, ¿no? —fue lo primero que se le ocurrió a Óscar para romper ese ambiente que se posaba sobre ellos.

—Sí, ganó ese el equipo, no recuerdo el nombre, estuvo decente, no es para tanto —Lando quiso dar su opinión con respecto al tema.

—Los rojos, así se llama el equipo—. Óscar miraba al británico, pero este no lo miraba.

—Porque siento que tienen problemas por este lugar — el monegasco observaba al australiano y al británico.

—No te metas en esto, Leclerc a menos que quieras que revele tu pequeño secretito— Lando le dio una sonrisa socarrona a Charles.

—Bueno, no soy el único que también los tiene, verdad —al británico se le borró la sonrisa en automático.

—Quedamos en no volver a hablar de tema, Charles, lo recuerdas —Lando clavó su mirada en Charles, no estaba dispuesto a que nadie supiera aquel secreto.

—Sí, lo recuerdo bien, Lando y espero que tu igual— Charles movió su cabeza en señal de terminar esa plática—. Por cierto, vieron al nuevo, no recuerdo su nombre.

—Sergio, así se llama el nuevo como tú las llamas —mencionó Max despreocupado.

Lando pudo notar algo en la mirada de su mejor amigo, sus ojos ciertos tenían brillo cuando mencionó el nombre del nuevo y eso no lo iba a desaprovechar.

—Sí, Sergio, ya lo recordé —Charles le dio a Max una sonrisa demasiado falsa.

—¿Creen que al nuevo le gusta alguien de ese grupo de raros? —Lando era de los que aprovechaba las oportunidades y si tenía la manera de lanzarle una bomba en la cara al monegasco, ¿por qué esperar?

—Yo creo que no —Max apretaba los puños por debajo de la mesa—. Si es verdad que al rubio algo le llamaba la atención del mexicano y no sabía qué era y eso también lo molestaba.

Lando estaba sonriendo, su plan fue todo un éxito. Podía ver cómo Max ejercía fuerte en sus brazos porque se le comenzó a resaltar sus venas del cuello y eso le dio la respuesta a su pregunta. Su mejor amigo sentía cierta atracción hacia el nuevo.

—Yo creo que sí, Max —Lando quería llevar al límite para que Charles se molestara años de tras de neerlandés para que llegue alguien y se lo quitara, vaya broma de la vida.

—Yo creo que Lando tiene razón y siento que le gusta Stroll, estaban muy pegados en el partido —Charles pudo ver lo que el quería británico, pero no se iba a dejar. Además de que lo beneficiaba, si Max creía que a Sergio le gusta otra persona, desecharía todo sentimiento hacia él.

La Madrastra II Cherlos II ChestappenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora