Capítulo 13

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⚠️ Advertencia: este capítulo tendrá escenas +18, tener discreción.⚠️

George observaba la puerta por la cual su amigo se había marchado hace casi diez minutos

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George observaba la puerta por la cual su amigo se había marchado hace casi diez minutos. Tenía muchos pensamientos intrusivos en aquel momento. Odiaba estar solo porque eran los momentos donde cometía muchas locuras.

—Como la vez que se depiló las cejas —vino a su mente —, él quería hacer lo que su mamá hacía —en una ocasión encontró a su mamá depilándose las cejas con unas pequeñas pinzas y eso le llamó la atención—. Un día que estaba solo le llegó un pensamiento — y si lo hago también —corrió rápidamente a la habitación de sus padres para buscar aquellas pinzas y las encontró —le dolía mucho cada pelo que retiraba de su ceja, pero no se rindió —Al final su madre llego y lo que encontró la aterro —su hijo estaba sin una ceja — George comenzó a reírse solo — eran recuerdos que jamás olvidaría.

—Mierda —susurró—. Por fin salió de su departamento —su destino, la tienda de deportes.

Caminó alrededor de unos quince minutos hasta que vio la tienda.

— Parece que no hay nadie —pensó el rubio —. Gracias a Sergio, supo que trabajaba Óscar en esa tienda —decidió adentrarse en la tienda y llego hasta el mostrador — y fue en ese momento en el que vio al causante de sus terapias.

—Lo siento, ya voy a cerrar, puedes volver mañana —el australiano ni lo volteó a ver.

El ojiverde carraspeo para llamar la atención de castaño.

—George —dijo Óscar con asombro —, no esperaba verlo específicamente en esa tienda—. Dentro del internado existen cinco tiendas deportivas, contando esa.

—Óscar —su voz salió temblorosa —me arrepentiré de esto —se regañó el rubio.

Estaban en un ambiente muy tenso, ninguno de los dos hablaba, solo se miraban.

—Buscabas algo en particular —Óscar salió de la mesa de la recepción y se acercó a la puerta—. Cerró con llave la puerta, bajo todas las persianas, volteó el letrero que indicaba que ya estaba cerrado el local —el rubio no se percató de nada por los nervios.

—En realidad no, solo quería hablar contigo —. George giraba el anillo que tenía en su dedo — mientras se concentraba en las playeras de los equipos de fútbol.

—Óscar sonreía —, por lo que veo, sigues haciendo lo mismo —parece que las cosas no cambian con el tiempo —pensó el castaño.

—No sé de qué estás hablando —George lo miraba con duda.

—Sigues haciendo lo mismo cuando estás nervioso —señalaba con la mirada el movimiento de los dedos de George contra el anillo para hacerlo jurar.

—Ah —exclamó el rubio — sentía cómo sus orejas se calentaban —tal vez algunas cosas nunca cambian — dirigió su vista hacia la sección de los balones.

La Madrastra II Cherlos II ChestappenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora