Capítulo 26

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—Sergio se estaba riendo—

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—Sergio se estaba riendo—. ¡Esta parte de la película siempre me hace reír!

Estaban viendo Cars

—George también comenzó a reírse—. Sí, es un clásico. ¿Lance, quieres más palomitas?

—No, gracias, estoy bien por ahora. Esta película es genial. Oye, Sergio, ¿Cómo te sientes? Te ves un poco incómodo.

Sergio se encontraba haciendo muchas muecas—. Creo que solo es la posición en la que estoy sentado—. De repente se detuvo y se agarró el abdomen— ¡Oh! — entonces lo comprendió todo.

—George lo miraba con preocupación. ¿Qué pasó, Sergio? —. Se levantó del sofá corriendo.

Sergio estaba mirando el sofá de piel con vergüenza —Creo que... se me rompió la fuente.

—Lance abrió los ojos de la sorpresa—. ¡¿En serio?! ¡¿Ahora mismo?!

—George corrió en busca de algunos tenis, sandalias o lo primero que encontrara para ponerse—. ¡Dios mío! ¡Tenemos que ir al hospital! Sergio, respira profundo. Lance, busca el bolso para el hospital.

George se colocó unos tenis blancos rápidamente y corrió hacia Sergio y también le puso unos similares.

—Lance salió corriendo para buscar el bolso—. ¡Ya voy!

—Sergio estaba tratando de calmarse—. Está bien, George, solo necesito respirar—. El mexicano se detuvo al sentir el dolor—. ¡Ay, esta es una gran contracción! —. Sonreía para tranquilizar a sus amigos.

—George, sujételo la mano de Sergio—. Estoy aquí, amigo. Respira conmigo. ¡Lance, apúrate! —gritó de los nervios.

—Lance estaba volviendo con el bolso en su mano— ¡Aquí está! ¿Qué más necesitamos?

—Sergio comenzó a respirar profundamente—. Solo llévame al coche. George, ¿tienes la tarjeta de mi departamento y la llave de la caminata?

—George sacó la tarjeta del bolsillo—. Sí, las tengo. Vamos, te ayudo a levantarte.

—Lance también lo ayudó a levantarse—. Con cuidado, Sergio. Respira profundo y da pasos cortos.

—El trío se dirigía hasta la camioneta que estaba en el estacionamiento del edificio—. Gracias, chicos. No esperaba que fuera tan rápido...

—George estaba sonriendo nerviosamente—. Bueno, tal parece que el bebé tiene su propio horario, al parecer.

—Lance les abrió la puerta de la camioneta Mercedes— ¡Todo listo! ¡Vamos al hospital!

—Checo, miraba a sus mejores amigos—. Gracias por estar aquí, chicos. Esto es un poco abrumador.

—George abrazó con cuidado, pero firmemente al mexicano—. Estamos aquí para ti. Todo va a estar bien. Lance, ¿puedes llamar al hospital y avisar que vamos en camino y después al causante de esta situación?

La Madrastra II Cherlos II ChestappenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora