Capítulo 21

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Han pasado cuatro años desde la ruptura de Carlos y Sergio, años muy duros para el mexicano que logró sobrellevar con ayuda de sus amigos y de Max

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Han pasado cuatro años desde la ruptura de Carlos y Sergio, años muy duros para el mexicano que logró sobrellevar con ayuda de sus amigos y de Max.

-¿Cómo has estado estos tres meses que no nos hemos visto, Sergio? -Fueron años oscuros para el mexicano.

-Supongo que bien, ya me estoy recuperando -estaba recostado -. El sofá era su suficientemente largo de color beige - su cabeza estaba recostada sobre un cojín del mismo color -. La habitación estaba parcialmente oscura -la lámpara de su psicólogo iluminaba el cuarto al igual que las estrellas y las medias lunas que estaban pegadas al techo.

-Me alegra escuchar eso, ¿recuerdas que la última que tuvimos te comenté lo importante que sería esta sesión? -Esta sesión sería la última que iban a tener, pero quería observar el progreso que tuvo el pelinegro durante el transcurso de las sesiones.

-Sí, Mark -respondió un poco dudoso -, se sentía nervioso - comenzó a contar las estrellas que había en todo el techo -, ya sabía cuántas había, pero eso evitaba que tuviera atacas de ansiedad durante esa hora en la que estaba con Mark.

-Bien, entonces, con esa respuesta comencemos -tomó el archivo del mexicano -. ¿Cómo fue que llegaste conmigo? -una pregunta simple, pero que tenía un contexto de por medio.

-Por Max - Trataba de recordar lo más que podía - su mente tuvo ciertos bloqueos mentales - al punto de no recordar muchos de sus recuerdos en la infancia.

-Max, es el chico rubio que te acompaña y te espera afuera, ¿no es cierto? -Webber lo estaba guiando a tener una conversación más profunda.

-Sí, es él - respondió - Lance, también me acompaña a estas sesiones- en ocasiones podía sentirse como un ave encerrada en una jaula - En cambio, los demás tienen cosas que hacer, pero si por ellos fuera estarían aquí si te soy sincero me pondría demasiado incómodo que todos estén esperándome afuera de esta sala- era muy estresante para él, sus amigos creían que se haría daño si estaba solo - motivos suficientes tenían.

-Es algo bueno, no te parece, tienes el apoyo de tus amigos -declaró el australiano.

-Si eso creo -comenzó a contar las medias lunas-, sabía a dónde quería llegar Webber.

-Entonces, Max, fue la clave de que vinieras a consulta, pero ¿cuál fue la razón? -De aquí en adelante la conversación iba a tocar fibras sensibles del mexicano.

-Fue una tarde cuando estábamos cocinando -suspiro -. Fueron dos años difíciles, pero esa tarde, en particular, desencadenó una ola de recuerdos -trataba de recordar todo-. Estábamos haciendo un Red Velvet, y Max y yo nos hicimos buenos amigos por esa clase en particular. Mientras cocinaba, no sé de dónde saco una cámara fotográfica. El sonido que hizo la cámara me recordó a mi padre Senna -una lágrima se le escapó de sus ojos -. Lo extraño mucho, me hace falta, pero cada vez que lo recuerdo, siento algo.

La Madrastra II Cherlos II ChestappenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora