Becky
—Que rico volver a verte, Becky —Freen se colocó frente a mí con una sonrisa de rostro entero—. ¿Estás preparada para hoy?
No, nunca estaba preparada, me costaba venir aquí, pero no planeaba salirle a Freen con una burrada. Quería que ella supiera que me estaba tomando las cosas en serio. Le sonreí, al lado mío estaba Irin, nos encontrábamos en el pasillo, Freen a penas estaba terminando con uno de sus pacientes. Había ido hacia la recepcionista a pedirle no sé qué. La punta de mis botas chocaba contra el pulcro piso del lugar. Giraba mi cabeza y tragaba saliva, nerviosa. Freen estaba hablando con toda su calma mientras yo estaba más ansiosa.
—Tranquila, que me estas poniendo más nerviosa a mí.
—Perdón, es que está tardando mucho.
—Es obvio, después de cada paciente tiene que hacer un listado de alguna de las cosas, no puede ir a atenderte así como así —explicó Irin a mi lado.
Cálmate Becky, ya vendrá a atenderte ahora. De pronto, en la sala retumbaron el sonido de unos tacones, los cuales no solo llamaron mi atención, sino tambien la atención de los demás presentes. Guié mi mirada hacia el lugar de donde provenía el sonido. Mi comisura se elevó por alguna razón cuando vi a aquella mujer. Ojos claros, encendidos, una carita inocente, unos ojos grandes, cabello anaranjado. Me crucé de brazos, y dejé de restarle importancia cuando Freen se volvió a acercar.
—¿Nos vamos? —hizo un ademán a lo que yo asentí.
—No, espera, Freen déjame conocer a tu mejor paciente —la voz de la chica me hizo fruncir el ceño, y cuando esta empezó a acercarse más de lo debido, retrocedí con desconfianza. La mirada atrevida de esta no pasó desapercibida por nadie—. No te haré daño, Cariño.
No te haré daño, dulcecito.
No, es él, es igual a él, te hará daño.
—No se me acerque. Dile que no se me acerque Irin —me escondí detrás de Irin.
—Sadie —esa fue Freen tenía su tono de voz en amonestación—. Bájale.
—Lo siento —su tono cambio drásticamente a uno más suave—. Es que... dios mío, no sé en que estaba pensando.
—Vamos, Becky —Freen se hizo a un lado para que yo pudiera pasar y retiro a la tal Sadie por el brazo—. Ya es momento de empezar con la terapia. Yo contigo hablo después, Sadie.
—Que no se te olvide quien es tu superior, Sarocha —le dijo delante de nosotras sin importarle nada.
—Podrás ser mi superior, Sadie. Pero vuelvo y repito, cuando se trata de mis pacientes decido yo —respondió cortante.
Comencé a caminar hacia el mismo lugar de siempre, pero hoy lo hacía sola. La tal Sadie se me quedó mirando hasta perderme de vista, ¿quién cojones era esa mujer? se veía rara. Sacudí mi cabeza evitando pensar en lo que acababa de pasar. Me preocupé más por dar una buena impresión el día de hoy. Freen entró, y el ambiente estaba pesado, el "enfrentamiendo" con aquella mujer no hizo sino empeorar todo, porque no parecía estar de humor.
—Siento lo que pasó ahí fuera —dijo Freen—. Sadie a veces es un tanto... complicada.
—No te preocupes, no fue tu culpa, ella fue la que comenzó —traté de calmarla y al ver como relajó sus hombros, supe que lo había logrado—. ¿Empezamos?
—Pareces más motivada el día de hoy —se sentó donde siempre y yo me acosté en el Diván—. Eso es bueno, eso es lo que quiero, que te sientas feliz de venir aquí.
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Sour Candy Beckfreen
RomanceRebecca Armstrong ha sido jefa de su propia empresa por tres años después de la muerte de su padre; el cual de un accidente automovilístico no sobrevivió. Becky tiene una fobia que le ha impedido casi toda su vida, vivir como una persona normal. La...