Irin
—Llevas una semana investigando y no das con nada, Irin. ¿No crees que lo tuyo ya es paranoia? —preguntó Noey, siguiéndome al otro lado de la habitación en la que me encontraba—. Si saben que estamos aquí, no sé que diablos podría pasar.
—No va a pasar nada —me puse frente a ella—. Si tienes mucho miedo, ahí está la puerta.
Seguí mi busqueda.
Esta me tomó por el brazo bruscamente, haciéndome mirarla.
—Sí, tengo miedo, pero de que algo malo te pueda pasar. Hazme caso por una vez en tu maldita vida, Irina. Si no lo hiciste como amante, hazlo como amiga —espetó.
—Deberías rendirte, Noey. Olvídate de mí, ni siquiera sé que haces aquí —seguí buscando entre los papeles.
—Evitándote una puta desgracia, olvídate de ese hombre y de Freen.
—¿No te parece demasiada coincidencia de que su hija tenga el mismo nombre de Freen? Se llama Sarocha, y ese es el segundo nombre de ella; eso me parece muy sospechoso. Jane dijo que esa familia contenía demasiado secretos.
—Tu hermana se alejó de Freen, hace una semana de eso —dijo.
—¿Hasta cuándo? no conoces a Becky, no sabes como es ella, con una sola llamada de Freen esa saldría corriendo.
—¿Y eso en que te molesta a ti?
—En todo, no quiero que Becky la pase mal. Me dijo que había tenido su primera experiencia sexual, si se le puede llamar así; y me lo dijo porque le insistí toda la maldita semana, por eso. La vi mal, la vi sin ánimos, no hace más que trabajar, no come, no hace nada, Noey. Y todo eso tiene nombre y apellido.
—¿Y crees que si descubres que es hija de ese hombre conseguirás que Becky se aleje por completo de ella? —asentí, mirándola sin pestañear—. Estás loca, pero mal. No puedes hacerle eso a tu hermana, está conociendo el mundo.
—Un mundo peligroso.
—Tú también vives en él, y ella no te lo reduce, no lo hagas tú —graznó, apuntándome con su índice.
—No sabes lo que siento al pensar que a mi hermana ese tipo le podría hacer algo, o a la misma Freen. Quiero protegerlas a las dos.
—Esta no es la manera, mírate, por dios. Estas en una oficina ajena, buscando papeles ajenos —se echó el pelo hacia atrás—. Si la familia de Freen se da cuenta de esto, le van a declarar la guerra a tu hermana, una persona que no tiene nada que ver. Hazlo, pero hazlo por lo legal, busca pruebas, pídele ayuda a Jane
—Que raro tu diciendo que le pida ayuda a ella —me burlé con ironía.
—Pues sí, porque para mí los problemas no tiene que ver con lo personal, y aunque no lo creas, me importa el bienestar de todos. Muy a diferencia de ti, Irina Armstrong—y me pasó por el lado, llevandose consigo mi brazo. Me quedé mirando a la nada, pensando en como conseguiría esas pruebas.
El bombillo de mi cabeza pareció encenderse, corrí detrás de Noey cerrando todo como mismo estaba, que me costó bastante abrirlos sin que se viera forzado. Cuando estuve fuera y dentro de mi coche junto a la chica, y luego de un largo e incómodo silencio en el cual ninguna parecía querer hablar, yo lo hice, contándole mi plan.
—Quiero invitarlo a un lugar privado, conseguiré una prueba de ADN —confesé.
—¿Qué más, Irin?
—¿Por qué no me puedes apoyar?
—Porque siempre haces lo que se te da la gana, la vez que acepté una cita contigo me dejaste plantada, cada vez que te llamo te inventas una puta excusa, de que no puedes amar, ¿estás de broma? ¿por eso me rechazas? no te das ni la oportunidad, y ya estoy harta —su voz se rompió a lo último—. No puedo más, aclara tu puta cabeza, y apartir de ahora has lo que se te dé la gana. No sé ni cómo diablos entraste a este lugar con todas las putas cámaras que hay —y abrió la puerta del coche, cerrando de un portazo y dejándome.
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Sour Candy Beckfreen
RomanceRebecca Armstrong ha sido jefa de su propia empresa por tres años después de la muerte de su padre; el cual de un accidente automovilístico no sobrevivió. Becky tiene una fobia que le ha impedido casi toda su vida, vivir como una persona normal. La...