Capitulo 26

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Freen

Cansado. Muy cansado. Así se resumiría mi día. Miré por última vez la libreta que tenía en mis manos y al paciente que se encontraba en silencio acostado en el diván, con sus manos perfectamente apoyadas en su estómago, una mirada apagada y sin sonrisa en aquel sombrío rostro, que reflejaba lo insuficiente que se sentía; analicé todas las contras y definitivamente, estaba mal. Inflé mis mejillas y seguí apuntando.

–¿Te sigues sientiendo mal luego de que tu padre te haya dicho el porqué te mintió? ¿Y cuál es el grado de esa sensación? —pregunté.

Este se encogió de un hombro, no era alguien desinteresado, es más, muchas veces ponía de su parte.

—No lo sé. Es un sentimiento de ¿Insuficincia? es una sensación que ni aun sabiendo la verdad, me siento completo. Como si aquella mentira, me hubiera —hizo un gesto con la mano, buscando explicarse—. Una parte de mi se siente abandonada.

—¿Volviste a hablar con él como antes?

Negó, —Es difícil perdonar una tración, por lo menos para mí; siento ese remolino de sensaciones. Porque mi padre le hizo daño a aquella mujer y también a mi madre —asentí, escuchándolo atenta, la vida del chico me parecía más interesante de lo que podría admitir, y es que expresa sus sentimientos a base de sus acciones, es más complicado para él expresarlo con palabras—. No siento haberlo perdonado por completo, y yo no siento perdonarme, y lo peor es que no sé porque, si yo no hice nada.

—Alexis —lo llamé, este me miró—. Entiendo tu situación, estás en una balanza algo desvalanceada. Tus sentimientos ahora mismo no están en orden, por lo mismo tanto tienes un descontrol, lo que te guía a no saber lo que necesitas u/o quieres —seguí hablando—. Es muy normal, el no perdonarte lo vez porque tú sabías de la situación, y aun no sabiendo, al enterarte, sientes que siempre estuvo en tus narices pero no tuviste el suficiente conocimiento para darte cuenta de aquello. Lo que haremos será lo proximo...

Le di unos consejos y seguí conversando con él, la cosa se resumía a que si él no se perdonaba, no conseguiría perdonar a su padre, porque tenía un vacío interno, su caída emocional se había intensificado con lo que pasó de sus padres y su separación; su situación era difícil, por lo tanto, tenía que llevarlo con calma. Cuando lo despedí, me fui directo hacia Friend.

—¿Sales hoy? —preguntó.

—No, tengo que recibir un paquete en mi casa.

—¿De qué?

El paquete era una humana que no había querido separarse desde hace dos días atrás. No era nada más ni nada menos que Becky, chica que se había tomado mi me gustas como un: "Si te alejas, te mato." Si vieran las de veces que me llama al día, no tengo descanso.

Becky podía llegar a ser muy linda, muy tierna, pero tenía momentos en los que simplemente..., no.

—Unas cosas ahí, ¿era el último paciente, no? —esta asintió pasándome una hoja—. Perfecto, ¿Sadie volvió a reclamarte por algo?

—No, no tiene de qué, esa mujer es muy complicada.

—Sadie siempre ha sido así. ¿Y Heidi?

—Ella saldrá hoy con Jennie.

Fruncí el ceño, —¿Otra vez?

Se encogió de hombros, —Sinceramente, no me sorprende, últimamente parecen lapas, me preocupan.

Reí, —¿Y tú cómo vas?

—¿Con Momo? —asentí—. Pues digamos que bien. Es una chica maravillosa y...

Sour Candy Beckfreen Donde viven las historias. Descúbrelo ahora