Capitulo 25

1.7K 175 2
                                    

Heng 18+

-Pollo, cebolla, verduras... -me quedé pensando en el pasillo del supermercado-. No, cereales, sí, porque no cocino... pero ¿y si llega visita? mierda -tomé el pollo-. ¿Estará bien este? mi mami dijo que hay que revisar el pollo antes de coger, mierda, que feo se oye, tomarlo suena mejor. Ni modo que me vaya a follar a un pollo -me reí de mí mismo.

Como todos los miércoles, salía a hacer las compras, pero habían días que solo compraba lo necesario, o lo que yo creía necesario. Casi siempre llamaba a mi mamá, para pedirle algún consejo, pero hoy, como hombre adulto que soy, me fui yo solito, sin llamar. Me sentí verdaderamente feliz, no necesité ayuda, y terminé de hacer la compra. Revisé la lista que estaba en mi mano mientras que con la otra empujaba el carrito de las compras.

-Cereales... -busqué con la mirada y lo traje al carro-. Perfecto, soy un hombre responsable. Está todo, sólo falta ir a la caja -susurré para mí mismo.

Caminé hasta la caja, guardando la lista en el bolsillo trasero de mi pantalón, empecé a dejar las cosas en la caja. La chica me sonrió y yo le devolví la sonrisa; no pude no pegar el ojo al pequeño carnet que tenía pegado a su ropa y leer su nombre.

Angela.

Vaya, lindo nombre. La chica llevaba una ramera blanca y una falda corta, su cabello Era rojito Era muy guapa.

Pero la belleza se admira, y la de ella no debe ser nunca la excepción.

-Disculpa, ¿pagará en efectivo o tarjeta? -preguntó este, logrando despertarme.

Parpadeé, -Tarjeta -saqué mi billetera y le entregué esta-. Discúlpame tú a mí ahora, ¿llevas tiempo trabajando aquí? porque siempre vengo a este supermercardo y es la primera vez que te veo.

Una sonrisa coqueta escapó de sus labios, -Digamos que tengo mes y medio, seguro nunca vienes los días en los que estoy.

-Vengo todos los miercoles.

-Pues no vienes a la hora que me toca, justamente acabo de entrar, ahora mismo salió mi compañero. Es tu día de suerte, no todos los días se encuentra a alguien tan hermosa como yo. -se mostraba jactanciosa, y eso lo hacía lucir más guapa.

Subí una ceja, -Bueno, creo que también es tu día de suerte, ¿me pasas tu número? -¿es en serio Heng? joder, que tipo tan cool eres, puras guapas a traes.

-En otras circunstancias te hubiese dicho que no, pero como estamos en confianza y hasta te considero un amigo -me pasó un papel el cual miré con una sonrisa de rostro completo-. Ahí lo tienes, pero llámame.

-Te lo prometo -lo metí en mi bolsillo-. Es más, ten por seguro que lo haré desde que salga de aquí -me terminó de empacar las compras-. Muchas gracias.

-De nada, a tu orden -me guiñó un ojo.

Puse todas las compras en el carrito y me fui directo a mi coche, abrí el baúl y comencé a entrar todo mientras tarareaba. El día estaba algo gris, en serio parecía que llovería, agradecía a los cielos que hoy podía quedarme en mi casa, disfrutaría de una buena película, palomitas y un vaso de refresco, no hay mejor plan que ese, ¿y lo mejor de todo? solo.

-¿Heng? -dejé de entrar las fundas al carro, y me fijé en quien me llamaba.

-Ho-hola -me pasé la mano por el pelo, dejando de acomodar las fundas-. Sólo ando de paso, en realidad... vine a hacer una compras y eso, ¿es aquí que trabajas?

Asintió metiendo sus manos en los bolsillos de su chamarra. Como era habitual en ella, llevaba siempre ropa negra, y llevando eso, se podía seguir viendo igual de linda.

Sour Candy Beckfreen Donde viven las historias. Descúbrelo ahora