Becky
Me encontraba en mi habitación, mirando una buena serie, distrayendo mi mente de todo lo que tuviera que ver con personas. No quería pararme, desde que llegué de la empresa lo primero que hice fue darme una ducha de una hora, lavar bien mi cuerpo y recostarme, ponía llave a mi habitación, porque ya no me sentía segura ni en mi propia casa. Las ventanas habían sido cambiadas por unas mas resistentes; Irin insistió en que así fuera, a mí me dio exactamente igual.
Mi cuerpo podía estar aquí pero mi cabeza en un lugar muy diferente y ya no sabía que era peor: si nadar contra la corriente en una castada o tirarse de un avión sin paracaídas. Me habían recetado unas pastillas, pero yo no quería ni tomármelas, me sentía como una loca, me sentía impotente. Mi vida dejó de pertenecerme desde que aquel hombre me la arrebató.
El canal de televisión era sobre animales. Animales que se acurrucaban entre ellos y se daban cariño. Increíble como un animal está mejor acompañado que yo.
Irin salió desde temprano, no le pregunté hacia donde, sinceramente, ya no me importaba. Tampoco la he llamado, si ella necesita de mí me llamara, porque Irin es así, si la llamo preocupándome por ella lo más probable es que me mande a hacer algo productivo, porque ha estado queja y queja todos estos días. Estoy haciendo lo que ella quiere, que es no salir, que es mantenerme lejos de todo cuerpo ajeno, de toda raza humana, con mi único acompañante aquí.
Boba estaba acompañándome en la cama, se encontraba hecho una bolita, dormía comodamente, lo último que había hecho era comer, digamos que Irin si se estaba preocupando por él, incluso, este iba y dormía con ella. Creo que al ser dueña y no darle comida, la prefiere a ella. Pasé mis dedos por su lindo pelaje y sonreí cuando soltó un pequeño ronroneó.
Mis días eran largos, eran muy largos, habían veces que los sentía interminable y cansantes. Me encerraba aquí mismo con la portatil y me preocupada por trabajar en cosas pendientes, ha sido tanto así, que he cerrado cinco acuerdos en un día, para que sepan lo largos que han sido. las horas parecían no querer pasar. El agotamiento físico y mental había estado presente toda mi vida, pero estos últimos días no he parado de querer tirarme a la cama y no pararme de ahí jamás.
La luna dejaba una luz, logrando que mi habitación se viera muy bien bajo esta, las cortinas dejaban entrever esa hermosa luna llena. Era grande, me acerqué a la ventana y me dediqué a mirarla. Boba a mis pies, aullo.
—¿Está linda, cierto? —lo miré y este ladro dos veces—. Lo sé, esta haciendo algo de frío esta noche. Oye, ¿crees que me den por loca si saben que hablo con mi perro? —estornudó—. Sí, eso creí. ¿Quieres venir conmigo a la cocina? me da miedito.
Cuando iba a dirigirme a la cocina con Boba, mi celular sonó, dirigí una mirada hacia este, corrí hasta este y sin mirar el numero lo cogí, caí en la cama del golpe recibiendo un golpe. Me quejé en una maldición. Ni siquiera me dediqué a ver quien llamaba, me mantuve con los ojos cerrado eso hasta que una respiración agitada sonó por la llamada, asustándome.
—¿Hola? —busqué que alguien me hablara, ya que solo podía escuchar una respiración— ¿Buenas? ¿Quién habla? —pregunté. Me senté en la cama mirando hacia un punto fijo con el ceño fruncido.
La persona al otro lado, me respondió: —Be-Becky... ayúdame, por favor.
Y sentí mi corazón acelerarse, mi preocupación aumentó, me paré de golpe. Freen no sonaba bien, y sin ella haber siquiera hablado bien, ya yo quería salir corriendo, porque ese tono de voz, su respiración y la forma de pedirme ayuda; no me parecían normales.
—¿Freen? ¿Qué pasa? ¿Dónde estás? —con el celular en mi pegado a la oreja y mis manos buscando la llave de la casa, ahora ella yo la que estaba agitada. Me imaginaba muchas cosas, esas cosas feas que quería sacar de mi cabeza.

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Sour Candy Beckfreen
RomanceRebecca Armstrong ha sido jefa de su propia empresa por tres años después de la muerte de su padre; el cual de un accidente automovilístico no sobrevivió. Becky tiene una fobia que le ha impedido casi toda su vida, vivir como una persona normal. La...