Capitulo 23

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Esas palabras de Karla dejaron muda a Lauren y se quedaron clavadas en su alma.

Solo logró exteriorizarlas a través de la música, unos días después.

- El otro día me dijiste algo que... - empezó a contarle Lauren a su hija, pero desistió, mejor se lo cantaba-. Ven, te quiero enseñar una cosa que he escrito.

Guitarra en mano, Lauren empezó a cantar la canción que había compuesto a partir de la visión que Karla tenía de ella, que a su vez la ojiverde había podido reconocer en ella misma.

Sí, ella también sentía que por fin, estaba dejando que le crecieran las alas.

Y vuelvo, y vuelvo
Sólo tengo que encontrar otras alas pa' volar
Y vuelvo, y vuelo
Hasta que empiece a notar que no tengo que escapar
Que no tengo que escapar

- Es lo más increíble que he escuchado nunca, mamá - habló finalmente Karla, secándose alguna que otra lágrima que irremediablemente había dejado caer ante la maravilla que acababa de escuchar-.

- Cuando me dijiste lo de las alas no supe qué contestarte. Yo también me siento así y me alegra mucho que me apoyes y estemos conectadas de esta manera. Ay... - suspiró buscando la mano de su hija para unirla a la suya-. No sé, me he puesto sentimental y ha salido esto.

- Tienes que grabarla, producirla y lo que haga falta, mamá. Por favor - pidió Karla-.

- Cielo no se puede. Ya grabé las seleccionadas y estamos en pleno proceso de producción...

- Me da igual - la cortó Karla-. Yo no te digo que quites ninguna, ni que sea parte del proyecto, ni nada. Solo que cojas tu guitarra, vayas a tu profesor, el productor ese, y le digas que te grabe esto porque es una obra de arte. Y ya está.

- Pero, Cie...

- Sé que tú también piensas que es increíble. Porque lo es.- Sí, estoy contenta con el resultado. Y es una canción especial...

- ¿Entonces?

- Voy a intentarlo.

- Así me gusta.

Manu Guix no había pronunciado una sola palabra desde que Lauren había emitido la última nota a través de su guitarra.

- Si no se puede, no se puede, yo lo entiendo - aclaró ella-. Pero tenía que enseñártela.

- ¿Podrías venir mañana a Havana Estudios? Hay que ponerse a trabajar ya en esto si queremos que esté listo a tiempo.

- ¿En serio? - se quiso asegurar Lauren, que había abierto los ojos en una muestra de sorpresa-.

- Totalmente en serio. Además, me encantaría que conocieras mi estudio y a mi gente. ¿Te apetece?

- Me encantaría, Manu - admitió entusiasmada-.

- Así, entre tú y yo, no nos vendría nada mal un talento como el tuyo cerca de nuestro equipo. Quizás cuando termines el curso podrías colaborar con nosotros en algunos proyectos. Últimamente estamos creciendo mucho, y quién sabe si puede surgir alguna nueva vacante...

- Colaborar con Havana Estudios sería un sueño, Manu. Yo, eh... trabajo en otro sector y no sé si podría... - balbuceó nerviosa-. ¡Ay, es que no me creo que quieras contar conmigo!

- Créetelo. Tienes muchísimo potencial, Jauregui y me encantaría que lo explotaras a mi lado.

- No sé ni qué decir. Muchas gracias por tus palabras y por la oportunidad, yo... Lo pensaré.

- Claro. Tómate tu tiempo, Lauren.

- Karla, te he dicho que hasta que no venga Lucy, nada de nada. Ni se te ocurra tocar - advirtió Lauren, pero ya era tarde, pues su hija ya estaba asomada a la pantalla de su portátil mirando por fin los nombres de las seis canciones que acababan de salir del horno, ya terminadas-.

- ¡Has grabado "Olivia"! - celebró la chica, y le dio al play haciendo caso omiso a su madre-.

- Bueno... - empezó Lauren-.

- Esto no es mi "Olivia" - frunció el ceño la chica al no reconocer lo que sonaba-.

- Eso te iba a decir... eh, es otra versión de la canción, digamos - se mordió Lauren el labio mientras miraba sus zapatos-.

Dime qué ha pasado, dime dónde estamos
Qué es lo que quieres de mí
Ha pasado mucho tiempo
Pero todavía recuerdo esa cicatriz

- ¿Habla de Camila? - preguntó Karla sorprendida, al prestar atención a la letra-. ¡Habla de Camila!

Lauren se mantenía callada, suponía que esto podía pasar, porque Karla no era nada tonta, pero la ojiverde no había planeado qué decirle.

- ¡Mamá, di algo!

- Sí, habla de Camila. Pero, ¿qué? ¿Te gusta? El ritmo es así con tintes...

- No te hagas la loca y explícame ésto. ¿Por qué una canción que habla de Camila se llama "Olivia"?

- Buena pregunta. Eh... no sé cómo te lo vas a tomar.

- Dímelo y lo sabrás - exigió Karla-.

- En realidad es una tontería... - quiso quitarle hierro al asunto su madre-.

- Me da a mí que no. Suéltalo, mamá. No te vas a escapar de esta conversación, ya te aviso.

- Bueno, pues... A ver. Cuando conocí a Camila la primera vez, me dijo de broma que se llamaba Karla, aunque ese fuera su primer nombre. Por eso la canción habla de ella y se llama así - intentó simplificar al máximo Lauren-.

- Y por eso yo me llamo así - dedujo ella-. Por Camila. Me pusiste Karla por Camila.

- Mm... Se podría decir que sí - admitió-. Bueno por eso y porque es un nombre precioso...

- Estoy en shock - la cortó-.

- Entiendo que te enfades - intentó empatizar Lauren-.

- No estoy enfadada. Solo soprendida. ¿Te trae malos recuerdos mi nombre? - preguntó preocupada, pues sabía que el tema de Camila era complicado y odiaba la idea de ser un mal recuerdo constante para su madre-.

- ¡¿Qué?! ¡No! Me trae los mejores recuerdos. A pesar de todo. De verdad, Cielo - le aseguró acariciandole la pierna con ternura-.

- ¿Me cuentas la historia? De verdad que no me va a afectar, ni te voy a juzgar... Sé que te parece raro que te pida esto, pues lo más normal es que una hija de padres separados no quiera ni oír hablar de terceras personas, pero... te prometo que yo lo tengo asumido y superadísimo. Siempre pensé que papá y tú teníais la peor historia de amor de todos los padres.

- ¡Oye!

- ¿Qué? Es verdad, si no os queríais como pareja. Siempre veía a todos los padres de mis amigos enamoradísimos y vosotros... pues eso.

- Lo siento. Siento que ésa fuera tu impresión - dijo Lauren con una mueca de tristeza-.

- Cuéntame lo de Camila, a ver si mejora la historia. Así me puedo quedar con una explicación bonita de por qué me llamo como me llamo.

- Esto del chantaje emocional que me haces podría ser denunciable, Karla Michell.

Karla MichellDonde viven las historias. Descúbrelo ahora