Karla Michell

Capitulo 42

En una de las canciones, Camila se dio la vuelta, llevando las manos de Lauren a su cintura y presionando con su culo el centro de la ojiverde, al ritmo de la música.

La más alta aprovechó la posición para lamer la oreja de la morena, acabando por morder su lóbulo.

- Esta posición es muy peligrosa, Camz - susurró en su oído-.

- ¿Ah, sí? - cuestionó ella girando la cabeza lo suficiente como para ver su cara, sin dejar de rozar su cuerpo contra el suyo-.

- Sí.

Lauren no pudo evitar llevar sus manos al cuero que envolvía los muslos de la morena, acariciándolos lentamente hasta colar los dedos por debajo de la tela.

- Me vas a subir la falda.

- ¿Y cuál es el problema?

- Que todavía no - sentenció la morena, apartando las manos de Lauren de sus piernas y volviéndose para quedar de nuevo frente a frente-.

Camila no tardó en atacar su cuello, aprovechando para dejar en él besos húmedos, que dejaban constancia de cuánto estaba disfrutando al arrancarle cada jadeo a la más alta.

- Camila... - la ojiverde disfrutaba de las atenciones de su acompañante con los ojos cerrados, perdiéndose en cada roce-.

Los dos cuerpos pegados seguían meciéndose al ritmo de la música, en un baile de caricias, miradas, mordiscos y besos que pretendían no terminar nunca.

Cuando Camila se mordió el labio inferior tratando de controlar su respiración, Lauren aprovechó para trazar con su lengua el recorrido entre los lunares del cuello de la morena una y otra vez.

- No te imaginas... - susurró la ojiverde sobre esa parte de su anatomía-. No te imaginas cuántas veces me ha perseguido esta constelación...

La morena gimió en respuesta y coló sus manos bajo la camiseta de la ojiverde, explorando ávidamente la piel caliente de sus costados.

- ¿Cuántas veces? - preguntó Camila con voz ronca-.

- Muchas, muchas veces - respondió Lauren entre besos-.

- ¿Y qué hacías al respecto?

- ¿Tú que crees? - fue todo lo que respondió Lauren, perdida en los besos que la otra repartía ahora por su mandíbula-.

- Dímelo.

- Tocarme, Camila. Correrme pensando en ti - confesó clavándole la mirada-.

La morena sonrió, satisfecha con esa respuesta, para después tomarla de la mano y guiarla hasta su dormitorio.

La anfitriona se encargó de que la más alta quedara tumbada sobre la cama, y aprovechó para recrearse en esa imagen desde su altura.

- Enséñame qué hacías al respecto, Lauren - exigió-.

La ojiverde tragó saliva ante la situación.

- No.

- Quiero verlo.

- He dicho que no. Yo ya me he tocado bastante todo este tiempo, ¿no crees? Si tanto lo quieres ver, tendrás que hacerlo tú.

La ojiverde se levantó y agarró a Camila de los muslos para alzarla y hacer que sus piernas se enredaran en su cintura.

Lauren besó la mandíbula de la morena en un recorrido hasta su boca, en la que se volvió a perder mientras giraba, intercambiando posiciones.

Camila acabó tumbada en la cama, con Lauren encima de ella, besándola frenéticamente. La morena se las arregló para incorporarse lo justo y deshacerse de la camiseta de la ojiverde.