Capitulo 28

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- ¡¿Qué?! Ally dile que pase, pero ya. Y si ves que no salgo anula lo que tengas que anular. Que venga Camila es... como si viniera Karla. Se para el mundo ¿vale? - indicó Lauren histérica-.

- Ok, no hay quién te entienda, Juregui. Está bien, está bien. Le digo que pase.

¿Qué hacía Camila Cabello en Jauregui Abogados un lunes por la mañana?

Lauren colgó el teléfono y se alisó de manera frenética el traje azul marino que llevaba. Se colocó el pelo y cambió cinco veces su postura en la silla. Se planteó esperarla de pie, pero se volvió a sentar, cruzando esta vez las piernas. A los treinta segundos, dos golpes en la puerta le hicieron levantarse como un resorte, haciendo inútiles las mil y una posiciones que había ensayado.

- A-Adelante.

- Hola.

La morena apareció detrás de la puerta con una sonrisa tímida. Vestía un vestido veraniego y unas sandalias planas. Lauren pensó que no podía estar más guapa.

- Camila, ¡qué... sorpresa! - fue todo lo que dijo Lauren, quien hizo un amago por salir de detrás de la mesa, pero al final se quedó en el sitio-.

- Eh... sí. Perdona que aparezca así de repente... - empezó la morena-.

Toda la decisión que había acumulado para presentarse en el puesto de trabajo de la ojiverde parecía haberse desvanecido en un momento. O quizás era la visión de Lauren en modo ejecutiva, dueña de un amplísimo y moderno despacho, lo que la hacía flaquear.

Que a la ojiverde no le pegara nada ser abogada no era incompatible con que, en lo visual, la situación le resultara bastante atractiva.

- No, no pasa nada. No interrumpes nada - la intentó tranquilizar Lauren, de manera bastante poco efectiva, pues ella misma estaba como un flan-. ¿Te quieres sentar? ¿Quieres algo de beber? No sé, tú diras en qué te puedo ayudar.

- Estoy bien - dijo finalmente la morena-.

La mente de Lauren iba a dos mil por hora, planteándose infinidad de hipótesis sobre la presencia de Camila en su despacho de abogados.

La ojiverde finalmente se sentó, aunque solo fuese para que la morena no notara tanto que le temblaban las piernas. Camila la imitó, tomando también asiento.

- ¿Algún problema con tu socia? ¿Con algún cliente? Estamos especializados en el ámbito de familia, pero te puedo asesorar en lo que necesites - ofreció la ojiverde, juntando sus manos en un gesto profesional-.

- He venido hasta aquí porque tu bufete era la única forma de encontrarte que se me ocurrió sin meter a Karla de por medio, pero no vengo a buscar a la Lauren abogada - aclaró la morena-. No tengo problemas legales, por suerte.

- Ah... ¿Entonces? Estoy un poco perdida.

Camila rebuscó en su enorme bolso y sacó el disco de Lauren. Lo posó sobre la mesa y lo arrastró hasta dejarlo en frente de su autora.

- Vengo por esto.

- Me lo devuelves - supuso la ojiverde con una mueca de tristeza-.

- No.

- ¿Estás enfadada? No es literal, ¿eh? Nada de lo que digo... bueno, algunas cosas sí - titubeó Lauren-. Pero por ejemplo, lo de Olivia y el veneno, no. Es como un juego de palabras, no te estoy llamando venenosa, ¡ni mucho menos! Es una metáfora. Si te ha ofendido te...

- Lauren, respira. No es nada de eso. Me ha encantado - frenó Camila la verborrea de la ojiverde y le dedicó una sonrisa-. Vengo a que me lo firmes.

Los ojos de Lauren se abrieron como platos y, a pesar del shock inicial, sus comisuras finalmente se elevaron sin su permiso, mostrando todos sus dientes. Esa reacción enterneció a la morena, quien en vistas de que la autora del EP no decía nada, siguió hablando.

- ¿En qué momento le regalas tu disco a alguien y no se lo dedicas?

- Eh, claro, tienes razón - Lauren tomó el disco entre sus manos, lo miró y luego alzó sus ojos a la altura de los de la morena-. Pero ahora... no estoy muy inspirada. Necesito pensar qué poner.

- ¿Y si escribes lo primero que te venga a la mente?

Lo primero que le venía a la ojiverde a la mente era que no podía pensar de los nervios que le suponía tenerla delante. Y así se lo hizo saber.

- No puedo pensar ahora mismo. Dame un poco de margen - pidió Lauren y Camila asintió-. ¿Cuál es tu canción favorita?

- ¿Cuál va a ser? Pues Olivia - confesó ella, y la ojiverde sonrió-. Pero todas, de verdad. Me parece un trabajo increíble. Enhorabuena.

- Gracias - Lauren agradeció los halagos pero también la mirada limpia, sin rencor, que vio en los ojos color miel de la morena-. Lo tengo.

- ¿El qué? - preguntó la morena, frunciendo el ceño-.

La abogada rebuscó en su lapicero, sacando su mejor bolígrafo y abrió el disco para escribir en la parte de dentro de la portada.

"Si todo tiene que girar, que nunca sea hacia atrás"

Junto a esas palabras, Lauren estampó sus iniciales, y su número de teléfono. Con la mano aún temblorosa, le devolvió el objeto a Camila.

La morena leyó la dedicatoria en silencio, ante una Lauren que movía la pierna y se mordía el labio, expectante.

- Estoy de acuerdo.

- El teléfono es para que no tengamos que ir a buscarnos al trabajo cada vez que queremos comunicarnos la una con la otra. Que no es que me moleste, ¿eh? - aclaró-. Pero es más práctico.

- Lo es - sonrió Camila y se aclaró la garganta-. Oye, ¿te tomarías un café conmigo algún día de estos?

Lauren sentía que estaba delirando, a esas alturas. Camila Cabello en su despacho, en son de paz, halagando su disco y pidiéndole tomar un café.

Que alguien le pellizcara.

Karla MichellDonde viven las historias. Descúbrelo ahora