Capitulo 25

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- ¿Para quién yo quiera? - frunció el ceño su madre-.

- Sí. No sé, igual conoces a alguien a quien le guste mucho el arte y que quieras que vea tus primeros pasitos en la música. Igual ese alguien ha inspirado alguna que otra canción...

- ¡Karla! No vayas por ahí. Camila me dijo que no quería retomar nada...

- ¿Camila? ¿Quién estaba hablando de Camila? - exclamó fingiendo sorpresa-.

- Ay, no te hagas la tonta.

- No te estoy diciendo que hagas nada del otro mundo, solo que le des un disco.

- Me encantaría, de verdad, pero tendrá su vida hecha y no voy a venir yo a...

- No tiene pareja si es eso lo que te preocupa - la cortó-.

- ¿Y tú cómo sabes eso?

- Se lo pregunté.

- ¡Karla, qué poca vergüenza!

- ¿Me harás caso? - preguntó la chica, desviando la conversación-.

- Ya veremos.

Lo último que Camila se esperaba cuando la avisaron de que tenía una visita, a pesar de que no constaba ningún encuentro previsto para esa mañana de sábado en su agenda, era que se tratara de Lauren.

La ojiverde llevaba diez minutos escasos esperando que Camila apareciera en la sala y ya había hecho el amago de irse al menos un par de veces. Tal vez fueron las maravillosas obras de la morena las cuales no se cansaba de admirar, o quizás las ganas que Lauren tenía de mostrarle su mejor versión, lo que hizo que finalmente decidiera quedarse.

Camila carraspeó para llamar la atención de la ojiverde, pues se encontraba de espaldas a ella, justo en frente de su cuadro favorito de aquella colección.

- ¿Lauren?

- Hola, Camila - la saludó la ojiverde, acercándose un poco a ella pero sin atreverse a nada más-.

- ¿Qué haces aquí? - preguntó Camila, con una expresión confusa en su rostro-.

- Son increíbles - recalcó en cambio Lauren, señalando las paredes de la sala-.

- Gracias. Es mi exposición más reciente. Está yendo muy bien, pero me temo que no estás aquí por eso, ¿verdad? - quiso saber Camila, impaciente por averiguar el motivo de su visita-.

- Mm... Verás - se aclaró la ojiverde la voz, desviando la mirada a una de las obras, antes de decidirse por fin a hablar-. No quiero molestarte, solo venía a darte algo que me gustaría que tengas.

- ¿Puedes ir al grano, Lauren? Me estás poniendo un poco nerviosa - pidió Camila de una forma más cortante de lo que le habría gustado-.

Lauren rebuscó en su bolso y sacó la última copia física de su EP. Miró el objeto y luego a Camila, como sopesando una vez más si dárselo era una buena idea. Finalmente, se lo tendió.

Camila posó su mirada en el disco y frunció el ceño, no entendiendo muy bien por qué la ojiverde aparecía de repente para regalarle música. El silencio de Lauren no ayudó a aclarar sus ideas, pero la escultura griega impresa en la portada le hizo aceptar el regalo casi inconscientemente.

- Es... Es un EP, bueno, una recopilación de algunas canciones que he hecho en una academia a la que estoy yendo - explicó por fin-.

- ¿Es tuyo? - se quiso asegurar Camila, y lo hizo al fijarse en el nombre y el título de la carátula-.

- Sí. Bueno, las canciones son mías, estoy haciendo un curso de composición y producción. Son el resultado de un caso práctico, en realidad - aclaró y se mordió el labio nerviosa antes de proseguir con su explicación-. El disco físico es cosa de Karla. Ella se ha encargado de grabar los temas en cd y de hacer la portada. La ha diseñado ella.

- Es preciosa. La diosa de la victoria - apreció Camila, dedicándole una sonrisa a Lauren-. karla tiene mucho talento.

- Lo tiene.

- ¿Por qué me lo das a mí? - preguntó Camila, alzando el objeto-.

- Porque quería darte las gracias. De hecho vengo a eso, a agradecerte.

- ¿A agradecerme? ¿A mí? ¿Qué he hecho? - se sorprendió la Morena-.

- A raíz de lo que me dijiste en la cena yo... digamos que me estoy reencontrando conmigo misma. Estoy estudiando música, juntándome con artistas para componer... Incluso tengo ya una oferta para colaborar con un estudio bastante grande - relató Lauren con indiscutible emoción-. Estoy muy ilusionada.

- Me alegro mucho, Lauren. La música es tu lugar, siempre lo ha sido, lo sabe cualquiera que te conozca un poco - se ablandó inevitablemente la morena, ante el brillo de ilusión que veía en los ojos de la ojiverde-.

- La verdad es que lo siento así. He decidido que voy a dedicarme a esto, aunque pueda parecer tarde... - bajó la mirada para luego clavarla de nuevo en los ojos cafes de la pintora-. He encontrado otras alas y no pienso parar hasta volar de la manera que siempre he querido.

- Lo...

Para Lauren escuchar ese apodo en boca de Camila después de tanto tiempo le provocó un vuelco al corazón que casi le hizo perder el equilibrio.

- Sé que quedamos en que tú y yo no íbamos a empezar de cero. Soy consciente y no es mi intención llevarte la contraria- la tranquilizó Lauren-. He venido solo porque sentía que tenía que enseñarte todo lo que he avanzado. No te pido nada, solo me gustaría que si tienes un momento escucharas las canciones.

- No te prometo nada. No sé si podré - admitió la morena-.

- Vale. Solo con que no me lo hayas tirado a la cabeza ya me doy por satisfecha- trató de bromear Lauren-.

- Camila, vamos a empezar la reunión - reclamó la atención de la artista una de sus socias, asomando la cabeza por la puerta-.

- Ve. No te robo más tiempo - anunció Lauren-.

Unas tímidas sonrisas fueron todo lo que se dedicaron antes de que la ojiverde desapareciera por la puerta y la morena empezara una reunión en la que fue incapaz de centrarse.

Karla MichellDonde viven las historias. Descúbrelo ahora