Karla estaba teniendo un día de mierda. Una historia de Instagram le había puesto en la cara una realidad que no desearía haber visto.
Jorge y Miriam de paseo por la playa muy acarameladitos.
Lauren llegó al mediodía y, al verla triste, se encargó de cocinarle algo rico y de hacerle un concierto privado con sus canciones favoritas, para animarla.
La chica agradeció el gesto, pero no pudo esbozar ni un atisbo de sonrisa por más esfuerzo que la ojiverde pusiera.
- Esta noche ceno en casa de Lucía, así no me quedo solita - anunció la chica tras mensajearse con una de sus mejores amigas, que estaba más que dispuesta a estar con ella en esos momentos-.
- Me parece perfecto, cariño. Así también te distraes un poquito. Seguro que te viene bien una noche de chicas.
Una nueva notificación sonó en el móvil de Karla, quien la revisó con desgana.
La castaña leyó un par de veces los mensajes que acababa de recibir, haciendo que una sonrisa enorme le creciera en la cara casi sin permiso.
- ¡Mamá, Camila quiere poner la portada que hice para el EP en su nueva exposición! ¡No me lo puedo creer! - gritó entusiasmadísima sin poder evitar dar un bote en el sofá-.
A Lauren le dolía la cara de sonreír tan ampliamente al ver como Karla había pasado de tener la cara más larga del mundo a poder iluminar New York entero con su sonrisa de ilusión.
- ¿En serio? - se interesó la ojiverde, tan contenta como impaciente por saber más-.
- ¡Sí! Dice que, a parte de los siete cuadros que me contaste, quiere que mi portada ocupe una pared entera. ¡Con una plaquita con mi nombre y todo!
- ¡Qué pasada, cielo! - la abrazó con ternura mientras la chica releía la información para seguir dándole detalles a su madre-.
- Me propone que si quiero, que claro que quiero, me pase por la galería el día que me vaya bien para preparar la ilustración y que se pueda convertir a formato físico sin que pierda calidad...
Lauren escuchaba a su hija con atención, pero no podía parar de perderse en sus manos nerviosas sosteniendo el teléfono y en sus ojos abiertos de par en par por el entusiasmo.
- Seguro que aprendes muchísimo, Camila trabajó de diseñadora gráfica un tiempo.
- Es una oportunidad genial, mamá. Espera... - frunció el ceño Karla- se lo has pedido tú.
- No, no. Te juro que no - le contestó muy seria-. De hecho, Camila sólo me pidió permiso ayer para proponerte algo y yo no he sabido ni lo que era hasta ahora.
- ¿Seguro?
- Segurísimo, cariño. Todo el mérito es tuyo.
Lauren, con la ayuda de Karla como asesora de imagen, se preparó para el segundo intento de cena.
Eligió para la ocasión un top blanco y unos pantalones de vestir negros. Completó el look con unas botas militares también negras y se maquilló sutilmente antes de salir de casa acompañada de su hija.
Subida en la moto, dejó primero a Karla en casa de su amiga Lucía y se dirigió después hacia la de Camila.
El timbre pilló a la morena totalmente desprevenida, aunque justo había acabado de retocarse el maquillaje, la cena todavía no estaba preparada del todo. Tenía listo el infaltable risotto, pero no le había dado tiempo a emplatarlo, ni a preparar la mesa en condiciones.
Camila consultó la hora en su reloj y se dio cuenta de lo pronto que era.
Se alisó la falda de roja, que no había querido no volver a ponerse aún a riesgo de ser gafe, se encaminó hacia la puerta y la abrió encontrándose frente a una guapísima Lauren.
- Hola, Camzi - la saludó la ojiverde con la mejor de sus sonrisas, perdiéndose en el outfit que la morena había elegido para la ocasión-. Estás guapísima.
- Tú también. Pero, ¿qué haces aquí ya? Habíamos quedado en media hora - preguntó con una sonrisa-.
- No quería arriesgarme a que el universo se interpusiera de nuevo entre esta cena y yo.
- Eres monísima. Anda, pasa.
La ojiverde cruzó el umbral de la puerta y agarró la muñeca de Camila, que había seguido avanzando hacia el interior de la vivienda.
- No te he saludado - le susurró cuando la morena se giró hacia ella de nuevo-.
- Has dicho "Hola, Camzi" - arqueó una ceja la morena-.
- En realidad quería decir "Hola, Camzi" - repitió y se lanzó a besar los labios de la anfitriona, que la recibieron gustosos-. Ahora sí.
- Hola, Lo - río Camila, negando con la cabeza-. ¿Una copa de vino?
- Por favor.
Camila sirvió vino blanco en dos copas que sacó de la vitrina.
- Has venido tan pronto que está todo a medias...
- No importa - se encogió de hombros la ojiverde-.
- ¿Brindamos? - propuso camila, Lauren asintió-. ¿Por nosotras?
- No.
- ¿No? - frunció el ceño Camila-.
- Brindamos porque he tenido que contenerme muchísimo por no plantarme aquí esta tarde y agradecerte de todas las maneras que existen lo que has hecho por Karla.
- ¿Lo de la exposición? No es nada - restó importancia la morena-.
Lo hago porque creo que va a dar valor añadido a la colección, aparte de abrir camino a una futura artista talentosísima.
- Camila... Karla ha tenido un día de mierda en el que yo ya no sabía qué hacer para animarla y le has sacado una sonrisa. La has hecho feliz, y a mí más feliz que ocho felices. Así que gracias. Brindo por eso.
Lauren chocó su copa contra la de la morena, que no había conseguido reaccionar, sobrepasada por las palabras y la mirada que ésta le dedicaba.
Camila se decidió finalmente por lanzarse a la boca de la ojiverde con dulzura, acariciando su lengua con la suya en un baile lento, impregnado de emociones.
- Me alegro muchísimo, Lo, de verdad.
Entre las dos pusieron la mesa y se encargaron de servir un risotto que dejó a Lauren en el cielo.
- ¿Qué te puedo ofrecer a cambio de la receta de esta fantasía?
- Uy, pocas cosas, Lo. Es una receta secreta.
- Algo habrá por ahí... Te pago en carnes - propuso-.
- Qué vulgar - descartó Camila con fingido desprecio-.
- ¿En canciones?
- Tampoco.
- ¿Y entonces? - puso un puchero Lauren-.
- Entonces nada, como mucho te puedo dar algún que otro tupper si te portas bien.
- No me parece justo.
- La vida no lo es - se encogió de hombros Camila-.
La cena transcurría entre anécdotas y charlas amenas en las que poco a poco ambas podían descubrir las piezas que desconocían de la otra.
- Pensaba que te habías casado con Brad - confesó Camila, cuando salió el tema-.
- ¡No! - negó efusivamente Lauren tras un sorbo de vino-. Fue la única parte que me salté. Menos mal. Él sí que se casó, hará un par de años. Está feliz de la vida y yo que me alegro.
La ojiverde también aprovechó para indagar sobre las relaciones de Camila, pues sólo la había oído hablar del tal Shaw.
- ¿Novias tuviste? - se interesó-.
- Sí, dos. En relidad sólo estuve con Shaw y con ellas, así que se pueda considerar en serio. Todo lo de más fueron simples rollos - se encogió de hombros-.
- Háblame de ellas.
Camila sonrió nostálgica y se sirvió más vino, antes de contarle la historia.
![](https://img.wattpad.com/cover/234789830-288-k911316.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Karla Michell
FanficMichell no Parara hasta descubrir quien es esa Camila a la que su madre le escribe canciones desde hace años a escondidas. Fanfic Camren Adaptación