Capitulo 5

178 12 0
                                    

- No hay nada más, mamá -repuso con toda la seguridad que pudo-. Por cierto he quedado con Jorge luego.

- Ah... ahora si te creo. Estás nerviosa porque vas a ver a tu chico verdad pilla -bromeó Lauren buscando levemente las cosquillosas de su hija hasta hacerla soltar una risita-. ¿Alguna cita especial?

- No, una como siempre.

- Ya, ya..... -dijo incrédula.

- Mamá, ¿me prestas tu chamarra vintage?

- ¿La de cuero color negro?, si siempre dices que la tendría que tirar porque es viejísima, ahora la llamas vintage....

- En realidad me gusta. Ya sabes, la moda vuelve.

- Es que el buen gusto de tu madre es atemporal -se tiro flores la Ojiverde.

- Bueno, no te flipes tanto tampoco. ¿Me la dejas o no?

- Pues claro. Ni se te ocurra romperla, ¿eh? -advirtió apuntándola.

- ¿Mamá?, Como la voy a romper..... -la regañó llevándose las manos a la cara.

- Yo solo te advierto. Que es mi favorita.

- Te puedes quedar tranquila.

- Genial, entonces. Pásalo bien, cariño.

Karla terminó de retocarse el maquillaje y se visualizó en el espejo. A diferencia de su madre, que tenía el cabello negro, el pelo castaño de Karla le llegaba más allá de los hombros. Por lo demás la chica podría considerarse una copia exacta de su madre. Se lo decía todo el mundo desde que era una bebé.

Se abrochó la camisa asta el último botón, tal como le recomendó su madre y se dio el visto bueno para salir hacia la galería.

Mil pensamientos distintos se agolpaban en su mente en lo que duró el camino, que realizó a pie para relajarse.

Se le había ocurrido que podía ser una buena opción usar la chamarra que su madre siempre le recalcaba con orgullo lo mucho que le había hecho destacar por su estilazo en sus años jóvenes. Karla esperaba que esa época dorada incluyera la pieza que significaba Camila en su vida. Por probar no perdía nada.

Unos minutos antes de la hora, Karla se paró frente al edificio en cuestión y, a través de los cristales pudo distinguir a la que tenía que ser Camila, charlando con probablemente un cliente.

Sin apartar los ojos de la morena, Karla rebuscó en su bolsa para sacar un cigarrillo que había robado disimuladamente a su madre. No solía fumar, solo de maner puntual en alguna fiesta, pero en ese momento le apetecía y, porque no, esperaba despertar algún recuerdo en la cabeza de Camila Cabello si está la veía a través del cristal.

Y así fue. Fue solo un segundo pero cuando Camila dirigió su mirada hacia afuera del local y se encontró con esa silueta , sintió un vuelco en el corazón. Casi imperceptiblemente, negó con la cabeza, descartando el pensamiento que le acababa de atravesar por la mente y siguió informando a su cliente sobre sus próximos proyectos.

Karla se dio cuenta del gesto y sonrió para sus adentros. Era ella. Había reconocido a Lauren en ella, sin duda. Los próximos minutos se le hicieron eternos y, en cuanto el señor trajeado que mantenía a Camila ocupada salió por la puerta, entró ella.

- ¿ Camila Cabello? -preguntó con una sonrisa aunque por dentro temblaba.

- Eh... Si, ¿Eres Karla? - titubeó Camila mientras repasaba cada una de las facciones de la joven que tenía delante. Era una copia idéntica, pero no podía ser-.

- Si, vengo por... por lo del trabajo - Camila asintió y le tendió la mano, tratando de centrarse.

- Encantada Karla.

- Igualmente y muchas gracias por recibirme aquí.

- Gracias a ti -sonrío amable-. ¿Te apetece que te enseñe esto?

- Claro -respondió Karla.

Camila llevó a la estudiante a la sala principal, donde estaban expuestas sus obras. La artista, haciendo acopio de toda su profesionalidad, le explicó un montón de detalles sobre su proyecto.

Karla asentía ante la multitud de palabras técnicas y demás complejidades que describía la morena. Aunque la joven no tenía ni idea de arte, le gustaba la pasión con la que Camila hablaba. Tampoco podía dejar de analizar cada gesto, intentando descifrar más sobre esa mujer que en un pasado había estado de alguna manera relacionada con su madre.

- Ay, perdona, igual quieres apuntar algo y yo aquí dándole tantas vueltas, no te vas acordar de nada para el trabajo -se lamento Camila-. Mira, si quieres nos tomamos un café aquí al lado así me haces las preguntas que necesites.

Karla sonrió y asintió. Era su oportunidad para sacar el tema y no podía estar más nerviosa.

En cuanto la camarera trajo una tila para ella y un té verde para Camila, supo que era el momento de preguntar.

- Eh... ¿ Conoces..... conoces a... -se aclaró la garganta-. ¿Quien es tu mayor referente?.

Se arrepintió en el último momento y Camila quien achacó el balbuceo a posibles nervios, empezó a relatarle sus mayores influencias, extrañándose de que la joven no tomara apuntes ni pareciera grabarla.

- ¿Conoces a Lauren Jauregui? -soltó finalmente Karla interrumpiendo a Camila en su respuesta.

____________________________________
Espero les esté gustando la historia.

Karla MichellDonde viven las historias. Descúbrelo ahora