Capitulo 4

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Un escalofrío recorrió la columna de Karla. Estaba nerviosa y sobrepasada por su hallazgo. Una vez más, hizo zoom a una de las ultimas fotos que la morena tenía publicadas. Sonreía mucho, en casi todas las fotos, y desprendía un Aura de buen rollo que le gustaba.

¿Y ahora que? ¿Le escribía? ¿Se lo enseñaba a su mamá primero para ver su reacción?

Estuvo un par de días sopesando sus opciones, pues no sabía qué era mejor. Las dudas se disiparon una tarde de sábado.

Acababa de llegar a casa y escucho los acordes de una guitarra. Con cuidado de no hacer ningún ruido se acercó a la habitación de su madre, unen tocaba con los ojos cerrados al borde de su cama, donde reposaba la famosa libreta de Camila y un bolígrafo.

Sé qué hay cosas que me digo
Que no tienen que pasar
Se despiertan del olvido
Vuelven pa' hacerme llorar

Yo me quedaría contigo
Una, dos, tres noches más
Si no hubiera roto el hilo
Ojalá volver atrás

En ese momento Lauren abrió los ojos y se encontró de lleno con la mirada embobada de su hija, paro de tocar automáticamente.

- Hola cariño, no te he escuchado entrar -dijo con una sonrisa.

- ¿Que estabas tocando?

- No es nada, está a medias todavía aclaoo y cerro el cuaderno-.

- Sigue, me estaba encantando.

- Mejor te canto una de las tuyas , ¿no? Vamos a cantar "Olivia" ven -ofreció-.

- Ay, mamá, siempre la misma -se quejó-.

- Pero si te encanta, no me vengas a decir que no, eh -rio Lauren y retiro la libreta y el bolígrafo para después palmear un lugar a su lado - Ven a cantar con mamá.

- Ese pucherito funciona de hijas a madre no al revés. Cántame una de ahí, vamos -dijo señalando la libreta-.

- No.

- ¿Porqué?

- Porque no. Esas me las quedo para mi Karla.

- Mamá, por fa -insistió.

- Te canto "Ventanas de avión" si dejas el tema -propuso con ojos de cachorro y su hija soltó un bufido.

- Eso es chantaje, no vale. Sabes que es mi favorita.

- ¿Eso es un si? -preguntó.

- Qué remedio -se resignó Karla poco convencida.

Lauren le mostró una sonrisa de agradecimiento y empezó a tocar la guitarra con los acordes de la primera canción que compuso en su vida.

Viendo cómo su madre seguía cerrada en banda, pensó en dejar de lado su investigación y seguir con su vida, estaba claro que quería seguir con su vida y no quería saber nada del tema y mucho menos que ella se entrometiera de ninguna manera.

Ojalá volver atrás

Ese verso de la canción que le escucho cantar a su madre no dejaba de resonar en su mente.

Puede que Lauren hubiera insistido con sus palabras en restarle importancia al tema de la libreta, pero en el fondo, en sus letras deseaba volver atrás. ¿Volver a Camila?

Tuvo en claro que si su madre no se atrevía, ella lo haría. Estaba dispuesta a dar El Paso que Lauren no tenía el coraje a dar, resignarse a lamentarse mediante versos.

Pensó la manera más sutil de contactar con Camila sin asustarla y llegó a la conclusión de enviarle un correo electrónico fingiendo querer entrevistarla para un trabajo de arte, eso serviría.

Sabía que probablemente no podrían conocerse en persona, pero esperaba por lo menos conseguir una videollamada o algo similar.

Camila Cabello tardó exactamente dos días, los más largos para Karla, en contestar a la petición de ayuda para el supuesto proyecto de descubrimiento de autores nacionales que se inventó la estudiante.

De manera amable y cordial, Camila explicó que estaría encantada de ayudarle en cualquier cosa que pudiera necesitar así como agradecida por el interés hacia ella.

También le informo que para su fortuna, hacía poco más de un mes que Camila se había mudado a New York definitivamente, terminando así con sus años de viajes y experiencias en el extranjero.

La artista invitó a Karla a pasarse algún día por la galería donde actualmente la cubana tenía su exposición. Allí estaría encantada de recibirla, mostrarle su trabajos y proyectos, responder a las preguntas que fueran necesarias.

Temblaba.

Tenía la posibilidad real de conocer a esa mujer, que además parecía ser la persona más amable del planeta. Tanto que le supo mal estar mintiéndole para tener una excusa para acercarse. Pero ya estaba hecho y, finalmente ambas fijaron una tarde de martes para encontrarse.

La morena había recomendado citarse entre semana para poder dedicarle toda su atención y ella estuvo de acuerdo. Iba a necesitarla.

- ¿Que te pasa, Karla? ¿Estás bien? -preguntó a su hija ese día, apénelas un par de horas antes de su encuentro.

- Si, si claro. No me pasa nada mami -sonrió la chica.

- Te conozco un poco, ¿eh? -dijo acariciando la Mejía a su hija-. ¿Que le pasa a mi bebé? Te noto nerviosa.

- Son los exámenes -se excusó ella- No se si me van a salir del todo bien, sobre todo el de historia....

- Bueno te has esforzado que es lo que cuenta ¿no?, la nota que saques es solo un número, noté define -la tranquilizo.

- Ya, si tienes razón.

- ¿Segura que es solo eso, cariño? ¿No hay algo más? -insistió y está no le pudo aguantar la mirada.

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Las canciones que se muestran son de una artista Española, ya que esta es una adaptación.

Karla MichellDonde viven las historias. Descúbrelo ahora