4. Eso me vuelve adicto a ella

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Hola guapuras, perdonad que este sábado no haya actualizado, pero he estado en un evento literario y me ha sido imposible.

Peeeeeero, aquí tenéis el capitulo de hoy. 

Me hace especial ilusión que lo leáis ya que bueno, lo cuenta ÉL. Sí, en mayúsculas amigas, porque estoy un poquito obsesionada con este hombre, y espero que pronto vosotras también lo estéis.

Os leooooooo <3

Winter Cook va a ser mía

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Winter Cook va a ser mía.

—A mi despacho, ahora —cuelgo la llamada, y en menos de un minuto, Roxana llama a la puerta antes de que le de permiso para entrar.

—Buenos días señor —se queda de pie en la entrada mientras termino de revisar unos documentos.

—Siéntate —señalo la silla sin levantar la vista.

Escucho como traga saliva y desliza la silla sin hacer apenas ruido.

—Borra a la nueva de la aplicación.

—¿Va a despedirla? —parece sorprendida, lo que hace que deje de mirar los papeles y mire a mi secretaria con el ceño fruncido.

—No.

¿Ha soltado el aire con alivio?

Roxana no me mira, nunca lo hace. Siempre dirige la mirada a algún punto lejos de mis ojos. Llevamos muchos años trabajando juntos, confío en su intuición con las mujeres, nunca falla, por eso cuando me habló del plan, no dudé en creerla, aunque odiaba la sola idea de verla rodeada de otros hombres.

Esta no era la idea inicial, pero tuve que adaptarme cuando no volvió a aparecer por el bar, aunque fui cada día desde entonces.

El día que la vi bailando en el Bad Decisions, supe que haría cualquier cosa hasta conseguir que fuera mía, cómo conseguir que trabajase para mí, con lo que todo eso supone. No ha sido fácil, pero ahora que la tengo, no voy a dejar que se escape.

—¿Va a castigarla? —pregunta con cautela, está tensando demasiado la cuerda, Roxana sabe cuándo tiene que dejar de preguntar, sin embargo, parece que va a arriesgarse solo por Winter Cook. Curioso y revelador... —. Hablaré con ella, ha sido un error mío no decirle quién eres, creía que sería mejor si...

—No se lo digas —la interrumpo—. No quiero que sepa que soy el dueño de todo esto.

—¿No le cuento que en realidad eres el jefe? —me mira confundida, lo entiendo, hasta yo lo estoy.

—No.

Roxana asiente en silencio, aunque sé que no está de acuerdo, no me va a llevar la contraria.

—No lo entiendo... ¿Quiere que oculte su perfil en nuestra aplicación?

—Sí.

—¿Entonces no va a realizar ningún trabajo más?

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