16. Porque ahora todo es diferente

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No he recibido ningún mensaje más, ninguna llamada

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No he recibido ningún mensaje más, ninguna llamada. Debería sentirme mal por estar tan tranquila, cuando debería estar preocupada por su paradero, o por si está bien, a salvo, vivo.

Niego con la cabeza para expulsar esos pensamientos. Jayce está bien, solo le han dado un pequeño susto, él no es un asesino. NO.

No puedo estar trabajando para uno, no he podido besar a un asesino. Me niego en rotundo.

Ya han pasado tres días, y ninguno de los dos me ha llamado o se ha puesto en contacto conmigo. Hace tres días que no le veo la cara a ninguno de los dos, pero en cambio, solo hay uno que me tiene alerta cada vez que mi móvil suena, o que me mantiene en vela por las noches, a la espera de una llamada que nunca llega. Solo hay uno que no sale de mi cabeza, y eso me está volviendo loca.

Michi y yo nos pasamos las horas de ensayo hablando, pero estos días estoy sin energía, ni siquiera me anima escuchar los chismes que ha averiguado de los demás. No sé qué hago aquí, por que sigo sin trabajar, porque no me han despedido ya si no estoy generando ingresos.

—Tierra llamando a Winter.

Michi pasa la mano frente a la cara para que salga de mi trance y le preste atención, no sé cuánto tiempo llevo con la cabeza en otra parte, pero no recuerdo de que me está hablando.

—Perdona, es que tengo la mente en otra cosa.

—¿Puedo ayudar en algo?

—Lo dudo, pero me va a venir bien decirlo en alto —Michi hace un gesto con la mano para que continúe. Cojo aire para darme valor y suelto todo lo que lleva días carcomiéndome—. ¿Qué significa que la persona que creías que mejor conocías, te haga sentir insegura, y que la que menos conocías, sea la que te hace sentir más segura?

Michi suelta un sonoro suspiro y apoya ambas manos en el suelo, dejando caer el peso del cuerpo hacia atrás. Me mira desde el suelo, con las piernas entres las mías.

—Chica... no pensaba que me ibas a hacer resolver un jeroglífico a primera hora de la mañana —se queja con media sonrisa—. Con el estómago vacío no puedo dar buenos consejos.

No puedo evitar sonreír, y aunque no es de esas que me ocupa toda la cara, agradezco volver a sentir esto a pesar de lo ocurrido los últimos días.

—¿Te importa si salgo fuera? Odio estar aquí dentro, me recuerda que soy la única que no tiene nada que hacer y que me siguen manteniendo por pena.

—Te acompaño, hoy estás en modo "Miércoles Addams" y no me gusta nada.

Niego con la cabeza.

—Quiero estar sola, solo voy a dar una vuelta fuera y vuelvo.

Michi no parece satisfecho con mi decisión, pero algo en mi mirada le hace ver que de verdad no quiero compañía.

—Vale, pero tráeme un latte con hielo —se deja caer hacia atrás para estar completamente tumbado en el suelo—. ¡Ah, sí! Quiero churras. Dos o tres. De esas que me trajiste la semana pasada.

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