- 45 - El Señor Tenebroso ha Vuelto

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POV's _____:

En cuanto mi hermano entró al laberinto no podía dejar de sentirme angustiada, pero no quería arruinar ése gran momento.

Todos nos encontrábamos a la expectativa de lo que pudiera pasar. De vez en cuando Malfoy se giraba hasta donde estaba para mirarme, y después volvía a su lugar. Pasó un buen rato hasta que comencé a sentirme mal, mi cicatriz me ardía de manera que no podía expresar, Hermione se había dado cuenta de eso.

— _____, ¿Estás bien? — preguntó mirándome.

— No sé Herms, me siento extraña y la cicatriz me arde mucho, sólo espero que Harry se encuentre bien.

— Tranquila, tu hermano es muy terco y seguramente va a regresar con la copa. — dijo dándome una pequeña sonrisa, misma que le devolví.

Nuevamente volvimos a platicar con los demás, pero hubo un momento en que además de que la cicatriz me ardía, mi nariz comenzó a sangrarme, así que me moví de las gradas y caminé hasta un lado un poco más alejado para poderme limpiar, no quería crear revuelo ni mucho menos que se dieran cuenta.

Después de un par de minutos entre ardor del cuello y la sangre, regresé hasta donde estaban todos, justo cuando mi hermano apareció con la copa, pero sabía que había algo malo, así que corrí hasta la orilla, lo suficiente como para poder observar a Cedric en el suelo, de inmediato mis ojos se llenaron de lágrimas y sin importarme mucho lo que los demás decían, corrí hasta donde se encontraba mi hermano

El grito de Fleur al ver el cuerpo inerte de Cedric alarmó a las demás personas, inmediatamente me acerqué hasta Harry y no pude evitar abrazarlo, acariciando la helada mano de Diggory. El director también se acercó para saber qué había sucedido, al igual que el ministro de magia.

— Ha vuelto, Voldemort ha vuelto. Cedric me pidió que trajera su cuerpo, no podía dejarlo ahí. — habló mi hermano entre lágrimas, aún aferrado el cuerpo de Cedric.

Los profesores trataron de controlar la situación, pero mi corazón no pudo evitar romperse un poco cuando Amos, el padre de Cedric finalmente vió el cuerpo de su hijo, corriendo entre lagrimas y gritos desconsolados hasta donde se encontraba para poder abrazarlo. Si para mí el hecho de haber perdido a mis padres era doloroso, no me imagino el dolor de un padre al perder a su hijo.

El profesor Moody nos llevó a Harry y a mí lejos de ahí, llevándonos hasta uno de los salones vacíos. No solté a mi hermano en ningún momento, sabía que no se encontraba bien, y no pude sentirme peor cuando vi su herida en el brazo.

— ¿Estás bien, Potter? ¿Te duele la herida? — preguntó Moody.

— Ahora no mucho...

— Déjame verla Harry.

— La copa era un traslador. Alguien la hechizó.

— ¿Qué sentiste? ¿Cómo era?

— ¿Quién? — pregunté yo, algo desconcertada por su actitud.

— El señor tenebroso. ¿Qué se siente estar frente a él?

— No lo sé, fue como vivir uno de nuestros sueños. De nuestras pesadillas.

Para este punto, el profesor se había alejado, se había colocado en un rincón donde se escuchaban quejidos de su parte.

— ¿Había otros en el cementerio? — preguntó, y en esos momentos Harry me miró, fue con complicidad y entonces mis suposiciones se hicieron ciertas.

— Yo nunca dije algo de un cementerio. — habló mi hermano mientras lo miraba.

— Maravillosas criaturas son esos dragones, ¿Crees que ése miserable no te hubiera advertido si yo no se lo hubiera sugerido? — comenzó a hablar—. ¿Crees que Cedric Diggory te hubiera mencionado lo del huevo en el agua si yo no se lo hubiera sugerido? O que Neville Longbottom te hubiera dado el libro adecuado sin mi.

— Entonces fue usted el que metió mi nombre en el Cáliz de fuego, y el que hechizó a Krum. — lo acusó harry, mientras que yo tomaba discretamente mi varita.

— Ganaste porque yo me lo propuse, terminaste en el cementerio porque así estaba planeado, y el objetivo se logró.

En cuanto tocó la herida de mi hermano para lastimarlo yo me puse en frente de él, quitándole la mano de encima, pero entonces él se acercó hasta mi cuello, acariciando levemente mi cicatriz.

— La sangre que corre por sus venas también corre en las de él.

El rostro del profesor Moody comenzó a deformarse, yo continué colocándome frente a mi hermano, ahora amenazándolo con mi varita.

— Imaginen cómo me va a recompensar cuando sepa que de una vez por todas destruí a los hermanos Potter.

Estaba a punto de atacarnos, pero en esos momentos el profesor Dumbledore entró a la oficina junto con McGonagall, sometiendolo para que Snape le diera una poción que parecía ser veritaserum.

— ¿Sabes quién soy? — preguntó el director.

— Albus Dumbledore. — respondió.

— ¿Eres Alastor Moody? — volvió a preguntar.

— No...

La profesora Minerva nos acercó hasta donde estaba ella, de pronto abrieron un baúl enorme, donde en el fondo, se encontraba el auténtico Alastor Moody. Pero entonces, ¿Quién era el impostor?

Quién teníamos en la silla comenzó a moverse de manera horrorosa, y después de unos segundos más, finalmente supimos de quién se trataba.

— Barty Crouch Jr. — habló Dumbledore.

— Te enseñaré la mía si me enseñas la tuya... — Dijo con una sonrisa, mirando a mi hermano mientras mostraba la marca tenebrosa de su antebrazo.

— Harry, tu brazo... — hablé yo, tomándolo con delicadeza, dejando ver la herida de su piel.

— Lord Voldemort ha regresado... — habló con una sonrisa cínica.

Llevé a mi hermano a la enfermería, me quedé ahí toda la noche. Le había contado lo sucedido, que también mi cicatriz había ardido de la misma manera que la suya cuando estaba en el laberinto, y que mi nariz comenzó a sangrar.

Al día siguiente nos encontrábamos todos reunidos en el castillo, pues era la despedida de los otros colegios, aunque antes de eso, Dumbledore nos dirigió algunas palabras.

— Hoy sentimos la pérdida de un gran amigo. Cedric Diggory era un trabajador incansable, honesto y fiel amigo. Por tanto creo que tienen derecho a saber la razón de su muerte.
A Cedric Diggory lo asesinó Lord Voldemort, el ministro de magia no quería que se lo dijera, pero el no hacerlo lo considero un insulto a su memoria; el intenso dolor de su pérdida nos recuerda, que aunque venimos de diferentes lugares y hablamos diferentes lenguas, nuestros corazones laten de la misma manera...

[...]

Estaba esperando a que Harry terminara de empacar sus cosas para subir al tren cuando Dumbledore entró a la habitación.

— Nunca me gustaron estas cortinas. Te puse en un terrible peligro éste año Harry, lo siento, a ambos. — dijo mirándonos.

— Profesor, cuando estaba en el cementerio hubo un momento en que la varita de Voldemort y la mía se conectaron.

— ¿Viste a tus padres esa noche, no es cierto? No hay ningún encantamiento que traiga a la vida a los muertos, y es importante que sepan eso. Tiempos difíciles se acercan, pronto deberemos elegir entre lo que es correcto y lo que es fácil. Pero recuerden que no están solos. — habló antes de irse.

Después de eso, nos dirigimos a despedir a las demás escuelas. Me encontré a Draco en uno de los pasillos, se acercó a saludarme, fue un momento breve ya que tenía que irse, pero antes de hacerlo me abrazó como pocas veces lo había hecho, dejándome su aroma impregnado en mi túnica.

Me acerqué a mi hermano, Ron y Hermione, nos despedimos con una sonrisa y acordamos que nos escribiríamos, o bueno, al menos Herms y yo.

Y ahí estaba, otro año concluído, no tenía ni idea de lo que estaba por venir, pero sabía que con la compañía correcta no sería tan difícil hacerlo.

Devil Babe.

Eres Mía • || Draco Malfoy ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora