Eres Mía • || Draco Malfoy ||

-29- Saeta de Fuego

-¿Scabbers? -preguntó el director.

-Es mi rata señor, no es una rata en realidad, bueno era una rata era de mi hermano Percy pero a el le dieron una lechuza y a mi la rata.

-Es verdad señor, por favor créanos -pidió mi amiga.

-Les creo señorita Granger, pero lamento reconocer que lo que dicen unos estudiantes no convencerá a muchos, la voz de un niño aunque sea honesta no tiene valor para quienes olvidaron escuchar, el tiempo cosa misteriosa, poderosa y cuando lo desafías, peligrosa. Sirius Black está en la celda más alta de la torre oscura, conoce las reglas señorita Granger, nadie debe verlos y si les va bien regresarán antes de la última campanada, si tienen éxito más de un inocente se salvará, y por cierto son necesarios tres giros -Dumbledore empezó a darle indicaciones a Hermione y mi hermano y yo no entendíamos nada.

Mi amiga sacó un giratiempo que tenía debajo de su sudadera, no lo colocó a Harry y a mi y aí quedamos en una especie de circulo, como el director le había indicado dió tres giros al artefacto y de un momento a otro regresamos horas atrás, para ser más exactos a las siete de la mañana.

Corrimos hacía la locación en la que nos encontrábamos a esa hora,  que era en con Hagrid pero ante volvimos a observar la escena del golpe que le dio mi amiga a Draco, nos dirigimos a la caballa de Hagrid para poder desatar a Buckbeak sin que el verdugo, Fudge y Dumbledore lo encontraran, volvimos a vivir nuestro día completo solo que con pequeños cambios para poder proteger a los demás, me dí cuenta que mi amiga había sido la que aulló para distraer al hombre lobo, cuando mi hermano y yo recordamos que teníamos que ir al lago para ver como nuestros padres no salvaron. Pasaban los minutos y ellos no aparecían, Hermione dijo que si nosotros no hacíamos nada moriríamos así que Harry y yo lanzamos un Expecto Patronum de donde la varita de Harry había salido el ciervo y de la mía el lobo, entonces en ese momento nos dimos cuenta que nosotros mismos habíamos sido los que nos habíamos salvado.

Mi hermano, Hermione y yo subimos a Buckbeak para dirigirnos hacía donde estaba Sirius y poder rescatarlo y así lo hicimos, regresamos a uno de los pasillos del castillo para poder despedirnos de él ya que si lo encontraban podían volver a llevarlo.

-Les estoy eternamente agradecido por esto, a los tres -nos agradeció.

-Queremos ir contigo -habló mi hermano.

-Quizás después, por ahora mi ahora es muy impredecible, además ustedes deben estar aquí.

-Pero eres inocente -hablé algo triste.

-Pero ustedes lo saben y eso es más que suficiente, creo que ya se los han dicho, pero Harry luces igual a tu padre, menos los ojos esos los sacaste de tú madre y tú _____ eres idéntica a ella, es triste que haya pasado más tiempo con James y Lily que con ustedes pero entiendan, quienes nos aman jamás nos dejan y siempre están en nuestros corazones -nos dijo antes de subirse a Buckbeack- Y tú enserio eres la mejor hechicera de tú edad -comentó a mi amiga antes de irse.

Después de que nuestro padrino se fuera nosotros corrimos hacia la enfermería para regresar con Ron antes de que todo se dieran cuenta y por fortuna lo logramos.

-¿Qué hacen aquí? si estaban allá -preguntó algo asustado y desconcertado nuestro amigo lo cual no hizo reír.

-¿Ustedes saben de qué está hablando? -nos preguntó Herms.

-No lo sé -contestó Harry.

-No se puede estar en dos lugares a la vez -hablé yo.

Al día siguiente fuimos al salón del profesor Lupin para ver como se encontraba pero lo encontramos empacando.

-Hola chicos, los vi venir -mencionó señalando el mapa del merodeador- Me he visto peor créanme.

-Lo despidieron -dijo Harry.

-No, yo renuncié.

-¿Renunció? ¿Porqué? -pregunté.

-Bueno, al parecer alguien comentó la naturaleza de mi condición, mañana a ésta hora las lechuzas comenzarán a llegar y bueno, los padres no querrán que alguien como yo les enseñe a sus hijos.

-Pero Dumbledore...-habló Harry.

-Dumbledore ya arriesgado demasiado por mi culpa -habló- ¿Porqué están tan tristes chicos?.

-No valió la pena, Pettigrew escapó.

-¿Qué no valió la pena? valió toda la pena del mundo, descubrieron la verdad y salvaron a un inocente de un destino fatal. Ahora que nos soy más su profesor no tengo ninguna culpa por regresarles ésto -nos dijo entregándonos el mapa para después retirarse.

Salimos de ahí para dirigirnos al gran comedor, bueno en realidad mi hermano se dirigía hacia allá pero yo me desvíe ya que tenía que tomar algo de mi dormitorio. Cuando salía de ahí para ahora sí acompañar a mi hermano me encontré con Draco.

-Ey, ¿Qué te sucedió linda? -preguntó con respecto a mi rostro que tenía algunas cortadas gracias a que el Sauce Boxeador nos había golpeado.

-Larga historia, pero gracias por preocuparte, además siento qué hacen que mi rostro se vea mal.

-Tonterías -acarició suavemente mi mejilla con su pulgar- Tú siempre luces hermosa -dijo y me ruboricé un poco para después dar una tímida sonrisa.

-Gracias Malfoy, es muy lindo de tu parte.

-El día en que me llames por mi nombre ocurrirá un milagro -comentó riendo.

-Bueno, pues tú tampoco lo haces, así que estamos a mano.

-Descuida _____, no es que no me guste, al contrario lo amo, solo que tú apodo suena mejor.

-Entonces supongo que yo pienso igual, bueno me gustaría seguir hablando contigo pero tengo que volver al gran comedor, nos vemos luego rubio -me despedí de él con un beso en la mejilla y una sonrisa.

Llegué con mi hermano y mis compañeros y en cuanto Harry me vió entrar corrió hacia mí con una escoba, un brazalete y una pluma.

-¡_____ mira!.

-¿Qué es eso? -pregunté curiosa.

-Es una Saeta de Fuego, es la escoba más rápida que hay, y ésto es un brazalete para tí.

—¿Y quién lo envío?.

—No decía, solo venía ésto —dijo mostrando la pluma que parecía ser de Buckbeack así que inmediatamente supe de quién se trataba— ¿Me acompañas a probarla?.

—Por supuesto —contesté sonriendo y corrimos al patio para poder probarla.

-DEVIL BABE