Llegaron a Bruselas poco más de una hora después. La llevaron al apartamento de Coven. Ella no había sido capaz de hablar en todo el camino, deseando morirse, tocándose los brazos con nerviosismo todo el trayecto. Coven no dejó de observarla con preocupación, pero no dijo nada. Ni un reproche salió de su boca. Si la estupidez matara, estaría ya más que muerta.
Cómo se había podido dejar llevar por semejante e inconsciente impulso. "Estúpida egoísta" se decía mientras sentía la voz de Hagall en su cabeza, como si hubiera entrado para quedarse allí y susurrarle desde ultratumba, amenazante. Era peor que una pesadilla. Esos ojos, su presencia, ese contacto, sus caricias, sus palabras, su beso... La habían dejado K.O.
Había llegado fogosa, llena de valiente estupidez y enarbolando la bandera de la metepatas. "Imbécil, imbécil, imbécil" se repetía una y otra vez mientras recordaba el infierno en esos ojos. ¿Qué habría sido de ella de haberse transformado? ¿Qué habría sido de su vida si hubiera sido él?
La había rechazado, deliberadamente la había mandado a su casa con un tirón de orejas y una palmadita en la espalda. Sin embargo, no había más que verdad en sus palabras, temible verdad. Habría desencadenado una guerra, habría condenado a Coven al sufrimiento cuando no se lo merecía. Tenía tanto que cambiar, tanto que madurar, tanto que reprocharse, tanto que aprender de ellos, comprender su naturaleza. No eran personas. Cada palabra del adalid de los vampiros estaba impregnada en su piel, como si se las hubiera grabado a fuego con sus manos, y sellado con su beso.
Ya en el apartamento de Coven, fue directa a darse una ducha de agua fría, para despejarse las ideas, para tratar de limpiarse de su estupidez. Estuvo allí tanto rato, presa de sus pensamientos, que apareció Coven, al otro lado del cristal que era la mampara, con una toalla abierta, invitándola a salir. Ella cogió la toalla desde dentro y se la puso. Salió de ahí, refrescado el cuerpo; no su mente. Debía de dar una pena terrible, porque Coven seguía mirándola con preocupación, en vez de enfado, que era lo que ella realmente merecía.
—Lo siento Coven, lo siento de verdad —dijo mirándolo, suplicándole su perdón. Lo necesitaba. Él se acercó a ella y la abrazó, aunque estuviera empapada.
—No sé qué te ha dicho Hagall, Laia, pero lo conozco lo suficiente como para saber que dos palabras suyas son mayor castigo que todo lo que yo pueda reprocharte —contestó él, dándole un beso en la frente, cariñoso, sin soltarla—. Yo te pido perdón por lo que has escuchado en el despacho de Herlen.
Laia entonces lo recordó y la tristeza llegó a ella de nuevo. Por qué tendría que recordarle a esa mujer.
—He sido tan ingenua, tan estúpida y egoísta.
—Shhh, ya está Laia —la tranquilizó Coven—. Poder comprobar, en el camino, que no te había creado, fue el mayor alivio de mi vida; igual que cuando supe que Ontames tampoco lo consiguió.
—Hagall se negó—dijo ella, aún en su abrazo.
—Es un tanto especial —contestó separándose de ella para mirarla—. Vístete, y dile algo a tu novio. Tienes dieciséis llamadas perdidas.
—Joder... —dijo ella poniendo los ojos en blanco. Pero se dispuso a hacer lo que él dijo.
Por consejo suyo, Laia hacía tiempo que había llevado ropa allí, así que encontró unos pantalones vaqueros cortos y una camiseta de tirantes, blanca, sencilla, que se puso. Fue descalza. Había ido pocas veces allí y ya acostumbraba a andar descalza. Encontró a Coven en la terraza, apoyado sobre la baranda de cristal, mirando a la ciudad que se preparaba para recibir a la nocturna. Se colocó a su lado, ya más tranquila, aliviada y agradecida por su comprensión, aumentando con eso en su conciencia su propia estupidez. No podía hacerle algo así a él. A Coven no. Éste le entregó el móvil, y ella lo miró. Dos llamadas más en lo poco que había tardado en vestirse. No se había secado el pelo, por lo que le chorreaba por la espalda y el escote, pero en pleno agosto, a esa hora, era delicioso sentir el agua.
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Negra Sangre I: Elegida (Completa)
VampirgeschichtenLIBRO PRIMERO: NEGRA SANGRE Bruselas 2014 Laia no es su verdadero nombre. Su vida es un constante huir de su pasado, y desde el primer momento que inició esa carrera buscando un futuro prometedor, se encontró con un terrible presente, una realidad c...