** ADVERTENCIA **
El contenido de este capítulo puede resultar estresante para algunos lectores. Leer con precaución. Temas abordados: secuestro, violencia física y abuso sexual. Recordar a los lectores que todo lo expuesto es ficción.
—Cuéntamelo Laia —le pidió Zoser—. Trata de contarme todo tal y cómo lo recuerdas, sácalo.
—Se mostró simpático y me dio la documentación... yo la miré; todo parecía en orden, pero realmente soy una ignorante. Lo di por bueno. Después de eso... —le costaba respirar, como si se le cerraran los pulmones. Trató de calmarse, y algo consiguió—. Se tiró sobre mi... Yo, contra su fuerza no pude hacer nada; era descomunal, más de lo que me imaginaba. Yo grité, y me golpeó la cabeza, con un puñetazo que me dejó inconsciente.
Se quedó muda de nuevo. Coven iba a romperse las manos de tanto apretar los puños. Trató de calmarse, por ella. Sin embargo, era imposible apartar esa imagen de su cabeza. La golpeó un vampiro, no un mortal.
—¿Qué viste al despertar?
—Estaba sobre una cama, desnuda, y atada de pies y manos... —jadeaba, como si le faltara el aire. Coven quería pararlo—. Sentía un frío terrible y me dolían las muñecas. —Se estremeció con fuerza mientras se las agarraba, recordando. Coven supo entonces de dónde venían las cicatrices que ella disimulaba debajo de muchas pulseras de hilo y cuero. No las coleccionaba por capricho—. Tenía vendajes encima de profundos cortes. Yo no entendía por qué tenía esos cortes, pero ahora que sé qué es, creo que se bebió mi sangre, cortándome las venas... Ahora tiene sentido, porque me sentía débil y muy mareada. Fuera ya era de noche, pero no sabía de qué día, y a partir de ese momento perdí la noción del tiempo —relataba mientras las lágrimas corrían por sus mejillas, silenciosas pero incontrolables. Su voz temblaba ligeramente—. No fue hasta que me dejó ir que supe el tiempo que había estado ahí.
—¿Qué hizo ese tiempo Laia? —preguntó Zoser impasible.
Coven quería cortar el interrogatorio en ese punto. Herlen se le acercó y le preguntó al oído si quería salir de allí, pero se negaba a dejarla sola, y realmente quería saber, porque haría pagar al vampiro una a una cada atrocidad que le hecho. Vio cómo Laia empezaba a sollozar y se contuvo de nuevo de asistirla. Sufría con ella. Cada palabra que salía de su boca era un golpe para él. Zoser le dejó tiempo para que se recobrara, lo que llevó unos minutos. El silencio sepulcral seguía instalado entre los vampiros, que no se movían, pero se veía la tensión en todos.
—Durante todo ese tiempo los abusos... fueron constantes —trataba de decir presa de angustiosos jadeos y convulsiones de ansiedad que la ahogaban—. Fue una pesadilla que no se acababa.
Negra sangre brotó de las palmas de Coven. Se había clavado las uñas, lleno de ira.
Pero, de pronto, ella pareció calmarse súbitamente. Los jadeos y los espasmos pararon, como si todos esos recuerdos por fin hubieran roto la muralla que los atrapaba, la lápida que los enterraba, y comenzaran a salir liberados en torrente, sin oposición, lo que pareció aliviarla a ella, como cuando una herida comienza a supurar y se siente la bajada de la dolorosa presión.
Los vampiros allí presentes estaban en tensión, como Coven nunca los había visto. Él, el que más. Nadie, ninguno de ellos se habría imaginado jamás que uno de los suyos llegara a ese punto.
Coven ardía de furia por dentro y lo peor no era el dolor, sino el sentimiento de culpabilidad que nació en él. Ontames era como era, en parte porque él mismo una vez lo hirió sin remedio y sin saberlo, despertando en él al enemigo que sería después. Y Laia estaba siendo una de sus víctimas, por su culpa.
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Negra Sangre I: Elegida (Completa)
VampiroLIBRO PRIMERO: NEGRA SANGRE Bruselas 2014 Laia no es su verdadero nombre. Su vida es un constante huir de su pasado, y desde el primer momento que inició esa carrera buscando un futuro prometedor, se encontró con un terrible presente, una realidad c...