A pesar de ser la una de la mañana de un lunes, había mucha gente en las calles. Coven detestaba las multitudes y procuraba no mezclarse con la turba. Sí lo hacía por las noches, cuando más le gustaba la ciudad.
Ese día iría de nuevo al Bloody Louise en la Avenida Louise, la calle comercial más importante de la ciudad de Bruselas, donde se concentraban muchas tiendas de lujo. Aunque ya era un conocido en el ambiente nocturno, no solía visitar demasiadas veces seguidas el mismo local, para evitar cualquier tipo de suspicacia sobre él. Sin embargo, ya se había acostumbrado a la molesta presencia tras sus talones. Pero, en ese momento, era la menor de sus preocupaciones.
Cuando se sentó en la barra del pub, la buscó, y allí estaba ella, como cada noche, tan triste, tan abstraída, tan especial. Seguramente para el común de los mortales esa joven era una más, y concretamente para los que allí estaban tomándose sus cócteles, una simple camarera a la que a veces despreciaban sin disimulo. "Laia", dijo que se llamaba, la única vez que se dirigieron la palabra.
Recordaba la primera vez que la vio, en ese mismo lugar, en una noche de trabajo, hacía tres meses. "¿Qué vas a tomar?" le había preguntado ella, sin apenas fijarse en él, cuando estaba muy mal acostumbrado a ser el centro de atención. Le gustó la chica desde el primer momento. Pero ella no pareció intuirlo, siempre triste y con esas ojeras que, sin embargo, no le quitaban pizca de belleza.
Era de algún lugar de los Balcanes. Lo intuyó por su acento, pues a él esas tierras le eran bien conocidas; por sus rasgos, sin embargo, era difícil adivinarlo. Lejos de la palidez que se esperaría de esa zona, ella era más bien morena, y su pelo largo y ondulado, de un negro profundo. Sus ojos eran grises, como nube de tormenta, oscuros.
Fiel a su naturaleza curiosa, Coven decidió conocerla más, aunque, como siempre, desde el anonimato y sin dejarse ver. Averiguó entonces su nombre, su edad, sus gustos, y confirmó que no era belga, como tantos otros en esa ciudad. También conoció detalles de su peculiar y no fácil pasado.
Laia llevaba pocos meses en la capital europea, siempre como alma perdida, con trabajos mal pagados y viviendo en el primer cuchitril en el que la dejaran dormir. Tal vez por acallar las penas, era aficionada a salir y beber hasta el amanecer después de trabajar, llegando a casa demasiado borracha como para acordarse de quién era o dónde estaba, y seguramente ese y no otro era el propósito de sus salidas. No parecía tener importantes amigos.
Todo apuntaba hacia un pasado turbulento y solitario, quién sabe si lleno de penalidades. Laia era una superviviente nata, pero parecía empeñarse en no ir más allá, pues no mostraba ambición por nada, solo peleaba por la comida que comía, el techo que la cobijaba y la ropa que vestía; y si le llegaba el dinero para beber y de vez en cuando drogarse, se sentía afortunada.
Coven había descubierto en la joven, bajo esa máscara de tristeza, un carácter pasivo pero apasionado. Seguramente sus circunstancias la habían hecho así. Ahora trabajaba, salía, bebía, dormía y volvía al trabajo, esa era su vida. Cuando tenía algo de tiempo le gustaba ir al parque de Bois de la Cambre, cerca de su minúsculo apartamento en Avenida Legrand.
Esa noche de lunes estaba especialmente decaída, hasta el punto de que derramó un Cosmopolitan encima de uno de los clientes. Coven supo que en ese mismo momento la echaban de su tercer trabajo. Abandonó su puesto en la barra y siguió a su jefe.
A los diez minutos salía por la puerta del Bloody, cabizbaja pero no especialmente afectada. Decidió salir tras ella y no tardó en encontrarla. Como siempre, había acabado en uno de los peores lugares posibles, un bar al que iban los que querían acabar la noche como ella.
Eran las cuatro de la mañana cuando por fin salió del bar. Para variar iba algo bebida, aunque en esa ocasión menos que otras veces, lo que significaba que el despido le había afectado lo justo. Siempre se adivinaba su humor ese día por la cantidad de alcohol que consumía. Si esa chica no dejaba de beber, caería por el precipicio sin remedio, y sería una triste pérdida.
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Negra Sangre I: Elegida (Completa)
VampiriLIBRO PRIMERO: NEGRA SANGRE Bruselas 2014 Laia no es su verdadero nombre. Su vida es un constante huir de su pasado, y desde el primer momento que inició esa carrera buscando un futuro prometedor, se encontró con un terrible presente, una realidad c...