CAPÍTULO 15 - PARTE 2 - COVEN: La velada

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Puntuales, cincuenta minutos después, Herlen y Coven salían por la puerta de su habitación, y la visión que se encontraron en el pasillo, y que no se esperaban, los dejó pasmados.

Laia había sido más puntual que ellos y ya esperaba allí, mirando en dirección a los ascensores, por lo que les daba la espalda, pero al sentirlos, se volvió, sonriente. Probablemente, por mucho que lo intentara, Coven no sería capaz de recordar una imagen parecida. Estaba deslumbrante, con un vestido azul cobalto de manga larga, completamente liso salvo por unos detalles en los hombros. Era ajustado, no en exceso, hasta la cadera, y luego caía elegante hasta el suelo con una ligera cola. Dejaba solo al descubierto sus manos y su largo y precioso cuello. Llevaba el pelo recogido en la nuca, pero dejando caer mechones en torno a su rostro, y que se había ondulado ligeramente. El vestido era sencillo, sobrio, pero elegante y distinguido, resaltando su estilizada figura, de suaves y medidas curvas. Su pasado de bailarina le confería a su porte mayor elegancia si era posible, y había ganado en altura, seguramente con unos tacones.

Era una auténtica visión como pocas veces se veían. Parecía delicada; sin embargo, quitaba el hipo por la seguridad en sí misma que mostraba, pues no se amedrentó ante la mirada perpleja de los dos vampiros. Coven estaba en shock, y salió de él por un golpe en la espalda que le acabó dando Herlen, a punto de echarse a reír. El abogado se acercó a Laia y le tomó la mano para besársela, el muy don Juan.

—Laia, si tu intención era hacer la competencia a los vampiros, esta noche nos has superado —le decía, mientras ella sonreía. Le ofreció el brazo para acompañarla hasta el ascensor, pero Coven no lo iba a permitir.

—Aparta —le dijo a su amigo mientras lo empujaba ligeramente y se ponía al lado de Laia. Herlen se aguantaba la carcajada de nuevo, mientras se apartaba. Ella cogió el brazo de Coven, divertida—. Decir que estás preciosa es quedarse corto, Laia —le confesó con una sonrisa. Entonces ella se sonrojó y apartó la mirada.

Bajaron por el ascensor a la planta donde se celebraría el concierto y luego el baile, y donde tendrían acceso algunas personas más, ellos tres incluidos, por petición de Hagall. La sala ya estaba abarrotada de importantes y poderosas personalidades, que charlaban en corros con grandes sonrisas, como si todo en el mundo fuera perfecto. En su mundo, por supuesto.

Cuando entraron, como era de esperar, no pasaron desapercibidos, y muchas fueron las miradas que se posaron en ellos, pero, por primera vez, no eran Coven y Herlen los focos de atención, era Laia. Probablemente, verlos entrar a los tres en la sala era del todo irreal, pues no encajaban en absoluto en una reunión donde la media de edad era sesenta años y abundaban los hombres. Coven se sintió entre molesto y orgulloso del interés que levantaba Laia, y al momento, empezó a buscar a Ontames.

Con el primero que se encontraron fue con Hagall, que estaba hablando con tres personas cuando entraron. El adalid se volvió al darse cuenta de que todo el mundo ponía su atención en ellos. Coven se percató, al momento, del interés que despertó Laia en él, y se puso tenso cuando lo vio dejar el grupo con una disculpa y acercarse hasta ellos. Le dedicó una mirada a Laia que la dejó paralizada; Coven lo sintió en su repentina tensión, y en el ritmo de su corazón, que cambió a más fuerte.

Hagall solía producir esa reacción en las personas que lo veían por primera vez; una mezcla de pavor y fascinación a partes iguales. Aunque no era la primera vez que Hagall y Laia se cruzaban, sin embargo, igual que Coven, Laia sintió que algo había cambiado en la actitud del líder de los vampiros. Coven lo miró amenazante, pero Hagall lo ignoró deliberadamente, y tomó la mano libre de Laia para llevársela a la boca, con una maligna sonrisa y sin apenas inclinarse, clavando su mirada dorada en ella.

—Encantado de volver a verte Laia; eres una magnífica aparición esta noche —le dijo con una mirada llena de intenciones. Sus depredadores ojos brillaron.

Negra Sangre I: Elegida (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora