CAPÍTULO 3 - COVEN: Narcotráfico

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Laia eligió un mono de fiesta, negro, muy elegante, de hombros descubiertos, que combinó con sandalias y bolso color cobre, pelo suelto y maquillaje sencillo. Esa chica podía parecer descuidada de día, siempre buscando la comodidad, pero era capaz de transformarse por la noche en todo lo contrario. Con razón no pasaba desapercibida. Necesitaba a alguien como ella.

A pesar de ser martes por la noche, el Les Jeux d'Hiver estaba lleno de gente. Coven y Laia se acercaron a la entrada, después de dejar la moto. Los porteros, que lo conocían bien, lo saludaron como otras tantas noches y le permitieron entrar por delante de los que aguardaban en la fila. Todas las miradas se giraban hacia ellos, pero él estaba acostumbrado. Daba igual que lo conocieran o lo vieran por primera vez, todo el mundo lo observaba, recelosa o maravillada. Había sido así desde que tenía memoria, por lo que le parecía lo más normal del mundo. De los allí presentes nadie conocía su naturaleza, solo su trabajo.

Se encaminó hacia su privado, en uno de los extremos, donde tenía visión panorámica de quién estaba, salía o entraba, y desde donde todo el que quisiera algo de él, podría verlo.

—Pareces muy famoso —comentó Laia. Él sonrió por respuesta.

Se sentaron en los sofás y preguntaron a Laia qué quería. Si se sorprendió de que a Coven no le trajeran nada, no lo dijo, y en silencio comenzó a beberse su copa, mientras observaba a la gente y esperaba que él hablara.

—Todas las noches trabajo haciendo mi ronda por los diferentes locales de Bruselas, los que más domino —explicaba—. Normalmente elijo los de más nivel, mientras que Ciro se encarga del resto.

—Ciro trabaja contigo —dedujo Laia a falta de más explicaciones. Coven asintió.

—Lo conocerás. Es el que lleva más tiempo conmigo y se encarga de la captación y distribución en sus zonas.

—¿Por qué elegiste el narcotráfico Coven? —preguntó Laia—. Además, yo solo llevo nueve meses en Bruselas y ya sé de tu fama. No lo disimulas. No pareces temer nada.

—Por qué iba a esconderme —contestó—. El narcotráfico es el negocio más lucrativo del mundo, porque de la economía criminal se beneficia todo el mundo. No pretendo hacerme rico, solo mantenerme entretenido, y aquí en Europa hay mucho negocio. Es uno de los lugares con mayor número de consumidores, y mi trabajo es satisfacer la demanda. Al final, me encargo de la parte más rentable del negocio. Posiblemente la más expuesta, pero uno tiene sus trucos para acabar siendo intocable.

—¿Y cómo has hecho para controlar toda Bruselas? Tengo entendido que nadie osa tocarte la clientela ni rebasar la frontera —comentó ella.

—Llevo más años en el negocio de lo que te puedas imaginar. Con el tiempo adivinarás cómo lo hago —se limitó a decir. No podría decirle más de momento.

—Lo que yo consumo es tuyo —confesó ella.

Coven sabía que la chica era amiga de los porros y había coqueteado con la cocaína y el éxtasis.

—Probablemente. El que intente vender su producto a mi clientela tiene un problema —contestó—. ¿Quieres ahora?

—¿Aquí? —preguntó ella estupefacta.

—¿Por qué no? Has venido con el señor de la droga de esta ciudad —le contestó tranquilo y con sonrisa pícara—. Es habitual que la gente consuma estando conmigo.

—No, no gracias, prefiero estar cuerda esta noche —contestó totalmente sonrojada.

La humanidad seguía estigmatizando las drogas y se avergonzaba de ello. Coven hasta cierto punto lo entendía, la gente era absolutamente irresponsable.

Negra Sangre I: Elegida (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora